¿CUAL ES SU PARTE?

Les voy a contar un recuerdo de mi niñez.
Fue hace muchos, muchos años... Como dicen en el norte... Once upon a time. Érase una vez...
Yo tendría unos nueve años. Estudiaba la primaria en la ciudad de Poptún, Petén  en donde vivía mi familia. Mi padre adoptivo fue militar y estaba de servicio en la Base Militar y nosotros estudiábamos en la escuela del pueblo.

Como actividad escolar, nos tocó en una oportunidad presentar una obra de teatro. Todos los niños (en aquel entonces yo formaba parte de ese grupo), estábamos estudiando nuestro papel. Mi maestra me dio la página en donde estaba el párrafo que yo tenía que aprenderme para la noche de gala. Lo estudié a conciencia. Mi papá me examinaba todas las noches para saber si me sabía mi parte de memoria. No podía fallar. Toda mi familia estaba expectante para saber cómo iba a salir yo de la prueba teatral...

Décadas después sigo recordando aquella inolvidable experiencia. Cuando terminamos nuestra presentación todos nos sentíamos como John Wyne. O como Roger Moore, el Santo. Éramos actores natos y esa noche fue la más hermosa de nuestra niñez. Habíamos alcanzado el cielo. Solo nos faltó la alfombra roja y las luces y cámaras de los periodistas para hacernos sentir como en Hollywood la noche de la entrega de los Óscares...

Mi parte era pequeña pero vital. Tras arrodillarme sobre el cuerpo de un vaquero al que le acababan de disparar, yo levantaba mi cabeza y gritaba con angustia y con un acento campechano: "¡Está muerto!"

Si me hubieran visto más de cerca, quizá habrían notado una pequeña lagrimita que me brotaba de mis ojos por la seriedad con que hice mi parte. Cualquiera se hubiera ofendido con un papel tan diminuto. Yo no. ¿Acaso mis palabras no eran esenciales? Alguien tenía que anunciar ese párrafo. Y me había tocado a mi hacerlo...

Cuando la maestra distribuyó los párrafos, pensó que yo era el más indicado para decirlo. Así fue con Dios. Cuando el Señor pensó en la parte del párrafo que alguien debía cumplir... pensó en usted.

¿Cuál es su parte? No piense por un instante que no tiene una. El salmista escribió: "Dios formó el corazón de todos, atento está a todas nuestras obras" Sal. 33:15. Cada uno de nosotros tenemos asignado un papel en la obra de Dios. El teatro es el mundo. La plataforma es la vida. Los actores somos nosotros y el director es Él. Él le incluyó a usted en un papel tan protagónico que no hay nadie que pueda hacerlo por usted. Solo usted tiene su libreto. Solo usted tiene el carisma para cumplirlo. Solo usted tiene la tonalidad de voz para impregnarle el sentimiento que se necesita. Solo usted tiene el valor para pararse frente a millones de testigos que están presenciando la gran obra de Dios...

Ninguna tarea es irrisoria. Ninguna línea es demasiado breve. Dios tiene una dirección definitiva para su vida. Sígala y disfrute la vida. Cumpla la parte que Dios preparó para usted y alístese para vivir días maravillosos...

¿En qué escenario está viviendo la obra de Dios? No importa en qué parte del escenario estemos. Lo importante es cómo actuamos. Cómo cumplimos nuestro papel. Cómo hacemos que nuestro Director se sienta orgulloso de sus actores, pequeños niños y niñas que hacen lo mejor que pueden para que Él se gane el aplauso del auditorio...

Aquella memorable noche pasé de pié y en silencio casi toda la obra hasta que me tocó mi parte... Esperando el momento en que me tocara hacer mi párrafo. Y lo hice. Y lloré de emoción. Y mis padres se sintieron orgullosos de mi...

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