SI... Y NO...
Durante cinco años, desde el año dos mil al dos mil cinco, mi agenda estuvo saturada al máximo. Tenía que atender una serie de invitaciones a predicar en muchas iglesias del país. Tuve la oportunidad de recorrerlo en los cuatro puntos cardinales. Fui conocido por mucha gente a lo largo y ancho de esta hermosa tierra. Mis prédicas eran solicitadas para la TV y la radio con mucha insistencia. Había mucho trabajo de grabación para atender esa demanda.
Compromisos con la Capellanía de la PNC, atendiendo desayunos a los jefe de Policía. Inaugurando principios de año y cerrando año laboral en varias jefaturas. Prédicas en algunas esferas del Gobierno Central. Gobernación. Casa Presidencial...
Mi agenda me estaba exigiendo más tiempo del que yo disponía. Mi vida estaba llegando al límite y mi ministerio se estaba quedando pequeño ante la demanda de invitaciones. En una ocasión fui llevado en helicóptero para atender tres compromisos en tres diferentes puntos del país el mismo día. ¿Se imagina?
Hasta que me di cuenta que cada vez que decía "si" a algo, tenía que decir "no" a otra cosa. Se llama la Ley de la dinámica inversa. Observe esto: Con cada sí de su calendario, hay un no como reacción igual y opuesto.
Cuando digo sí a otra conferencia, digo no a otra cena familiar.
Cuando digo sí a una prédica, digo no a un momento con mi esposa.
Cuando digo sí a una apertura de nuevo año, digo no a una bienvenida de año en mi casa...
Entonces, ¿como les demostramos a las personas que las amamos y creemos en ellas? ¿Como le demuestro al Señor que le amo y quiero atender su llamado?
Sencillo:
Debo darle prioridad a lo que tiene prioridad. Y la familia tiene prioridad sobre todo lo demás.
Me explicaré:
María Elena, mi esposa, solo me tiene a mi como esposo. Jesús tiene infinidad de predicadores.
Mi casa solo tiene una cabeza, Jesús tiene infinidad de servidores.
Mi congregación solo me tiene a mí como pastor. Jesús tiene cantidad enorme de pastores.
En el país hay miles de predicadores ansiosos de ser utilizados. Mi casa solo me tiene a mí para atenderla...
Cuando se trata de la familia es mucho más fácil recuperar cualquier cosa que recuperar el tiempo que se nos va.
Con tristeza escuché a mi esposa en una ocasión pedirme algo. Me dolió el corazón cuando lo expresó en pocas líneas: "Cielito, ¿podrías ponerme en tu agenda a mí también?
Empecé mi año dos mil seis con una nueva agenda. Hoy, no he dejado de servir a mi Rey y Señor, pero lo sirvo más cuando paso tiempo con mi esposa... y escribiendo esto para usted. Espero que le sirva...
Compromisos con la Capellanía de la PNC, atendiendo desayunos a los jefe de Policía. Inaugurando principios de año y cerrando año laboral en varias jefaturas. Prédicas en algunas esferas del Gobierno Central. Gobernación. Casa Presidencial...
Mi agenda me estaba exigiendo más tiempo del que yo disponía. Mi vida estaba llegando al límite y mi ministerio se estaba quedando pequeño ante la demanda de invitaciones. En una ocasión fui llevado en helicóptero para atender tres compromisos en tres diferentes puntos del país el mismo día. ¿Se imagina?
Hasta que me di cuenta que cada vez que decía "si" a algo, tenía que decir "no" a otra cosa. Se llama la Ley de la dinámica inversa. Observe esto: Con cada sí de su calendario, hay un no como reacción igual y opuesto.
Cuando digo sí a otra conferencia, digo no a otra cena familiar.
Cuando digo sí a una prédica, digo no a un momento con mi esposa.
Cuando digo sí a una apertura de nuevo año, digo no a una bienvenida de año en mi casa...
Entonces, ¿como les demostramos a las personas que las amamos y creemos en ellas? ¿Como le demuestro al Señor que le amo y quiero atender su llamado?
Sencillo:
Debo darle prioridad a lo que tiene prioridad. Y la familia tiene prioridad sobre todo lo demás.
Me explicaré:
María Elena, mi esposa, solo me tiene a mi como esposo. Jesús tiene infinidad de predicadores.
Mi casa solo tiene una cabeza, Jesús tiene infinidad de servidores.
Mi congregación solo me tiene a mí como pastor. Jesús tiene cantidad enorme de pastores.
En el país hay miles de predicadores ansiosos de ser utilizados. Mi casa solo me tiene a mí para atenderla...
Cuando se trata de la familia es mucho más fácil recuperar cualquier cosa que recuperar el tiempo que se nos va.
Con tristeza escuché a mi esposa en una ocasión pedirme algo. Me dolió el corazón cuando lo expresó en pocas líneas: "Cielito, ¿podrías ponerme en tu agenda a mí también?
Empecé mi año dos mil seis con una nueva agenda. Hoy, no he dejado de servir a mi Rey y Señor, pero lo sirvo más cuando paso tiempo con mi esposa... y escribiendo esto para usted. Espero que le sirva...
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