PUEDO MANEJARLO...

El diablo es un experto en la seducción.

Santiago 1:13-14 dice: "Que nadie diga cuando es tentado: soy tentado por Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión"

Una mujer no puede decir que Satanás la engañó y por eso está embarazada. No. El diablo nunca embaraza a ninguna mujer. ¿Se imagina? Una mujer que nos diga que va a tener un hijo del Diablo...

Lo que el Diablo hace es seducirla. Busca la forma de encender sus sentidos, la empuja y la lleva a la consumación del pecado, y este, dice Santiago, concibe la muerte. Pero para quedar embarazada necesitó ponerse en los brazos de un hombre. Tuvo, por fuerza, que confiar en ese hombre. Tuvo, por fuerza, que creerle sus promesas de casamiento. Tuvo, por fuerza, que confiar en que podía manejar la tentación y salir sin problemas del coqueteo...

Una vez seducida, ya no hay nada que hacer... más que pagar las consecuencias.

Un hermano no puede decir que puede chatear con mujeres casadas y que cuando las cosas se ponen peligrosas... puede manejarlo.

Usted no puede decirme que puede navegar por Facebook y que cuando aparecen ciertas invitaciones... usted puede manejarlo.

No puede decir que usted puede leer los artículos de la revista Playboy sin ver las fotos... que puede manejarlo

Que puede twuitear con algún hombre casado y cuando las cosas se ponen feas... puede manejarlo.

Como pastor no debo guiñarle el ojo a ninguna hermana porque cuando se ponga la situación comprometida, podre manejarlo...

No. La seducción opera a todo nivel. La seducción de los sentidos no se siente. Cuando uno se da cuenta es porque ya hemos empezado a "andar" en pecado. Caer y andar son dos cosas diferentes. Caer significa tropezar repentinamente. Andar quiere decir que el adulterio empezó hace algún tiempo. Con una sonrisa. Con un saludo muy comprometido. Con cierto toque de manos. Con cierta mirada coqueta... Cuando alguien los ve salir del motel no pueden decir que tropezaron y cayeron. Ya andaban en pecado. El motel solo fue el final de algo que comenzó hace algún tiempo.

Sin embargo predicaba. Ministraba en el coro de la Iglesia. Imponía manos en el altar. Servía en el diaconado... pero ya andaba en pecado. Ya estaba siendo seducido, o seducida. Satanás ya había hecho su trabajo. Lo demás es asunto nuestro.

¿Qué piensa ahora de la seducción? ¿Sigue creyendo que el coqueteo con el pecado es cosa inofensiva? ¿Aún sigue creyendo que no ponerse el primer botón de la blusa es cosa de juego? ¿Cree todavía que con verle las rodillas a la hermanita no pasará nada? ¿Que subirse al carro del compañero de trabajo que viaja solo no será comprometido?

¡Cuidado! La seducción de los sentidos no ve barreras, fronteras, edad, ministerio, raza, religión ni color... Está lista en todos. Y Satanás anda como león rugiente...


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