LAS DEUDAS...

La pregunta del millón:

¿Como puedo bajarme de esta montaña rusa de deudas?

Agàrrese fuerte y no se vaya a poner los moños, como decimos en Guatemala. Ponga atención a esta frase sencilla y tajante:
¡¡Deje de gastar tanto!!

Perdòn. No pretendía asustarlo con mis gritos. Solo quiero asegurarme de que lo escuche bien.

¿Es demasiado simple esa solución? No. No lo es. El gasto revela algunas actitudes que tenemos hacia nosotros mismos, nuestra seguridad y nuestro Dios.

Si usted tuviera una desviación de columna, le diría que vea a un quiropràctico y que le hagan un reajuste vertebral.

Si sus finanzas están descarriladas, le diría que hable con Dios y que  le hagan un reajuste financiero.

Aquí le doy dos verdades bíblicas que pueden hacerlo:

Tal como salió  del vientre de su madre, así se irà: desnudo como vino al mundo y sin llevarse el fruto de tanto trabajo. Ecl. 5:15

Llegamos desnudos a este mundo. Pregùntele a cualquier enfermera de cualquier maternidad. Dejamos este mundo en una caja, llevando solo un traje o un vestido.  Pregùntele a cualquier director de funeraria.  Aunque los ataúdes pueden contener pertenencias, no podemos llevarnos nuestro dinero ni carros, ni casas.  Cuando morimos decimos adiós a lo que hemos comprado...

Usted no es el extracto de su tarjeta de crédito.  Lo que usted compre puede reflejar aspectos de su personalidad.  Las compras pueden explicar quien es usted, pero no lo definen.

Usted es quien es su corazón . "La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón" 1 Sam. 16:7.

Dios no le ve conduciendo un carro fabricado en Alemania, ni vistiendo un traje italiano, ni usando zapatos de marca ni si utiliza el ùltimo iPod del mercado.

Cuando Dios lo ve, ve su compasión, su devoción, su ternura... ve su corazón.

Si usted se define según sus cosas, se sentirá bien cuando tenga muchas y mal cuando no.  Con estos dos principios bíblicos en mente debería oír un click liberador de tensión en su espina dorsal financiera que le permitirá caminar alto y erguido, con la carga de las deudas quitadas de su espalda...

Asì que la única manera de vivir sin deudas es confiar en la Bondadosa Mano de Dios, sabiendo y creyendo que El proveerá para todas sus necesidades.

Yo llevo treinta y cuatro años experimentandolo... ¿Porque no se anima usted también?

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