UN PEQUEÑO EXAMEN...

Hace unos días escribí algo sobre los divorciados. Y dejé pendiente la otra parte de mi escrito para saber si el hombre que te está frecuentando, divorciado, con hijos y que dice que te ama... es el hombre que Dios tiene para ti.

Hay reglas que se deben obedecer para que esta segunda vez sea la definitiva. Y para eso, debemos escarbar en la conducta del dichoso hombre.

Aunque debo ser claro en algo: esto también aplica a la mujer divorciada.

1.- ¿Dice que es cristiano evangélico? Veamos sus frutos. Porque del dicho al hecho hay mucho trecho. Si él o ella te quiere llevar a la cama antes de cualquier otra cosa, lo que busca es tu cuerpo, no tu alma. Con eso ya empezaron mal las cosas. Mándalo o mandala a volar. No sirve.

2.- Pero si no hace ese tipo de avances sino que quiere ser honesto y demostrar que realmente quiere hacer bien las cosas, entonces veamoslo como se comporta en la Iglesia. ¿Adora a tu mismo Dios? ¿Participa en la alabanza y la adoración a Dios? ¿Diezma? ¿Ofrenda? ¿Tiene empatía con tus hermanos de congregación o se aísla de todos?

3.- Cuando se llama a la gente al altar: ¿Tienes que obligarlo a ir o se encamina él solo a ser ministrado? ¿O nunca ha hecho caso al llamado a participar?

4.- ¿Toma Santa Cena cuando es la ocasión? ¿Asiste regularmente a tu misma congregación o se mantiene a distancia?

5.- Cuando te invita a salir: ¿Mira a otras mujeres en tu presencia o te respeta? Porque si delante de ti mira a otras mujeres... no sirve. Es un adúltero.

6.- ¿A la hora de pagar la cuenta se hace el desentendido para que pagues tú? No te sirve muchacha, no te sirve. Ese tio vive de las mujeres. Ten cuidado.

7.- Cuando te va a buscar a tu casa: ¿Te suena la bocina del carro para que salgas o toca la puerta de tu casa para llevarte a pasear? Si te bocina, ya tienes un problema cuando te cases. Nunca esperes que te abra la puerta para que tú entres primero. Olvídalo. O le enseñas o lo dejas. Es un patán pintado de evangélico.

8.- ¿Quieres que siga, o lo dejo aquí...?

Examinalo con mucho cuidado. No lo pintes de bonito porque para el matrimonio no basta con eso. Tú necesitarás a tu lado un hombre en toda la extensión de la palabra. Un hombre como el que describí en mi artículo anterior.

Piensa. Medita. Analiza. Estudia. Es tu futuro. Y una vez puesta la mano en el arado... no hay vuelta atrás. Eso dijo Jesús. Y yo lo enseño.

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