LOS SUEGROS...
Los suegros... ¡Ah! los suegros. Especialmente la suegra. Todos hacen chistes de ella. O de ellos. Durante años han sido el blanco de las risitas de los yernos. ¿No será también que ellos hacen chistes de los yernos? ¿O de las nueras?
A veces es verdad. Puede ser difícil llevarse bien con los suegros. Y cuando estamos en desacuerdo con nuestros suegros, no es algo de lo qué reírse. Son cosas serias...
A ellos no podemos cambiarlos, pero podemos cambiar la forma de verlos.
Hay tres pasos prácticos para ponerlos en marcha y verá que todo irá mejor:
-Enfoque. Para cambiar nuestra actitud hacia alguien cambio mi enfoque. Dejo de fijarme en lo que no me gusta y en su lugar busco entre los rincones de su alma y las ranuras de su personalidad una cualidad digna de mi atención. Y casi siempre encuentro mucho en qué fijarme. Siempre tienen cosas dignas de ser mencionadas... Eso dijo Pablo.
¿Son generosos? ¿Ella es una gran cocinera? ¿El es muy sociable? Le pregunto al Señor: ¿Qué amas en mis suegros? El siempre encuentra algo. Yo también debo hacerlo.
-Pasado. En algún momento las personas actuamos de la forma en que fuimos formados. O criados. Complejos, dificultades de carácter. Estima muy elevada o muy baja. ¿Cómo fue la infancia de mis suegros? ¿De qué cosas carecieron y ahora las exigen? ¿Quién les dañó? ¿Alguien lastimó su niñez?
Cuando me pregunto estas cosas empiezo a sentir empatía por ellos. Mi esposa se pone contenta, el Señor me bendice y yo vivo en paz...
- Oración. Claro, es la parte más difícil. Pero no imposible de realizar. La oración puede hacer milagros. Si mis suegros son difíciles de tratar, con oración se podrán mejorar las cosas. Para Dios no hay nada imposible, así que le dejo a El el asunto en Sus Manos. Es horrible presentarme ante Dios cada mañana sintiendo rechazo por alguien. A Dios no le gusta y no escucha mis oraciones.
Ahora bien: Puede que todo esto no cambie a sus suegros, pero le ayudarán a usted a cambiar su actitud hacia ellos.
Y quién sabe... Quizás cuando ellos vean el cambio en el yerno, o la nuera... decidan dejarle de herencia el rancho que tienen a la orilla del mar. ¿No cree que vale la pena?
A veces es verdad. Puede ser difícil llevarse bien con los suegros. Y cuando estamos en desacuerdo con nuestros suegros, no es algo de lo qué reírse. Son cosas serias...
A ellos no podemos cambiarlos, pero podemos cambiar la forma de verlos.
Hay tres pasos prácticos para ponerlos en marcha y verá que todo irá mejor:
-Enfoque. Para cambiar nuestra actitud hacia alguien cambio mi enfoque. Dejo de fijarme en lo que no me gusta y en su lugar busco entre los rincones de su alma y las ranuras de su personalidad una cualidad digna de mi atención. Y casi siempre encuentro mucho en qué fijarme. Siempre tienen cosas dignas de ser mencionadas... Eso dijo Pablo.
¿Son generosos? ¿Ella es una gran cocinera? ¿El es muy sociable? Le pregunto al Señor: ¿Qué amas en mis suegros? El siempre encuentra algo. Yo también debo hacerlo.
-Pasado. En algún momento las personas actuamos de la forma en que fuimos formados. O criados. Complejos, dificultades de carácter. Estima muy elevada o muy baja. ¿Cómo fue la infancia de mis suegros? ¿De qué cosas carecieron y ahora las exigen? ¿Quién les dañó? ¿Alguien lastimó su niñez?
Cuando me pregunto estas cosas empiezo a sentir empatía por ellos. Mi esposa se pone contenta, el Señor me bendice y yo vivo en paz...
- Oración. Claro, es la parte más difícil. Pero no imposible de realizar. La oración puede hacer milagros. Si mis suegros son difíciles de tratar, con oración se podrán mejorar las cosas. Para Dios no hay nada imposible, así que le dejo a El el asunto en Sus Manos. Es horrible presentarme ante Dios cada mañana sintiendo rechazo por alguien. A Dios no le gusta y no escucha mis oraciones.
Ahora bien: Puede que todo esto no cambie a sus suegros, pero le ayudarán a usted a cambiar su actitud hacia ellos.
Y quién sabe... Quizás cuando ellos vean el cambio en el yerno, o la nuera... decidan dejarle de herencia el rancho que tienen a la orilla del mar. ¿No cree que vale la pena?
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