LAS GOTERAS...
Están de moda aquí en El Salvador.
En muchas viviendas, en estos tiempos abundan las goteras. Son esas molestas gotas de agua que el techo deja pasar por los agujeros en las láminas y que inundan la habitación, el comedor, el baño y hasta sobre la cama...
Cuando la gente no tiene recursos para cambiar el techo, se conforman a poner ollas, recipientes y lo que pueden en cada lugar donde hay una gota, por lo menos, para que no se moje el piso.
Pero es muy molesto. Especialmente de noche, cuando uno quiere descansar y empieza a llover: ya se sabe que hay que prepararse para escuchar el odioso "tac, tac, tac" de las gotas llenando el trasto...
Pero hay una gotera que molesta mucho más.
Salomón nos habla de ella: Se trata de la esposa gruñona. En los Proverbios la compara a un goteo constante y dice que es mejor para un hombre vivir en el tejado o en el desierto que en casa con ella.
Cada vez que una esposa reclama, cae una gota.
Cada vez que nos critica, cae otra gota.
Cuando nos culpa... otra gota.
Una esposa crítica en todo puede exasperar a cualquier hombre.
Un hombre percibe cuando la esposa desconfía de él. Percibe cuando la esposa piensa mal de él. Cuando lo mira de cierta forma, él sabe que lo está criticando en su interior. Cuando ella hace ciertos gestos con la cabeza, él sabe que ella lo está calificando mal. Y eso lo mutila. Lo castra.
Un hombre quiere que lo respeten. Cuando lo respetan lidera. Cuando lo retan, pelea...
Y su forma de pelear es no llegar temprano a casa. ¿Para qué? ¿Para escuchar un constante goteo que molesta y saca de quicio?
Un hombre necesita madurar desde dento antes de ser fructífero. Permita que Dios sea el crítico. Permita que el Espíritu Santo le recuerde a su esposo lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo.
La oración de una esposa desesperada es más fuerte que un aguacero llenando el techo de goteras...
Ore. Clame. Pida por su esposo. Si el Espíritu Santo la ha cambiado a usted, también puede cambiarlo a él.
¡Hágalo antes de que su casa se inunde y todos se ahoguen!
En muchas viviendas, en estos tiempos abundan las goteras. Son esas molestas gotas de agua que el techo deja pasar por los agujeros en las láminas y que inundan la habitación, el comedor, el baño y hasta sobre la cama...
Cuando la gente no tiene recursos para cambiar el techo, se conforman a poner ollas, recipientes y lo que pueden en cada lugar donde hay una gota, por lo menos, para que no se moje el piso.
Pero es muy molesto. Especialmente de noche, cuando uno quiere descansar y empieza a llover: ya se sabe que hay que prepararse para escuchar el odioso "tac, tac, tac" de las gotas llenando el trasto...
Pero hay una gotera que molesta mucho más.
Salomón nos habla de ella: Se trata de la esposa gruñona. En los Proverbios la compara a un goteo constante y dice que es mejor para un hombre vivir en el tejado o en el desierto que en casa con ella.
Cada vez que una esposa reclama, cae una gota.
Cada vez que nos critica, cae otra gota.
Cuando nos culpa... otra gota.
Una esposa crítica en todo puede exasperar a cualquier hombre.
Un hombre percibe cuando la esposa desconfía de él. Percibe cuando la esposa piensa mal de él. Cuando lo mira de cierta forma, él sabe que lo está criticando en su interior. Cuando ella hace ciertos gestos con la cabeza, él sabe que ella lo está calificando mal. Y eso lo mutila. Lo castra.
Un hombre quiere que lo respeten. Cuando lo respetan lidera. Cuando lo retan, pelea...
Y su forma de pelear es no llegar temprano a casa. ¿Para qué? ¿Para escuchar un constante goteo que molesta y saca de quicio?
Un hombre necesita madurar desde dento antes de ser fructífero. Permita que Dios sea el crítico. Permita que el Espíritu Santo le recuerde a su esposo lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo.
La oración de una esposa desesperada es más fuerte que un aguacero llenando el techo de goteras...
Ore. Clame. Pida por su esposo. Si el Espíritu Santo la ha cambiado a usted, también puede cambiarlo a él.
¡Hágalo antes de que su casa se inunde y todos se ahoguen!
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