EL MATRIMONIO... otra vez


La mayoría de nosotros – si es que no lo estamos aún – terminaremos casándonos en algún momento. Las relaciones que tenemos determinan en gran medida la cantidad de felicidad que disfrutamos en la vida. Con quién nos casaremos es quizás la decisión más importante que haremos para determinar nuestra felicidad y la felicidad de nuestros hijos e incluso la felicidad de nuestros padres. No podemos escoger donde nacer ni donde morir. Pero podemos escoger con quien vamos a vivir el resto de nuestra vida aquí en la tierra.
Entrenamos y certificamos a la gente para casi todo lo que podemos imaginar: doctores, abogados, plomeros, cocineros, diseñadores de interior – todos tienen que probar ser competentes antes de que nos animemos a contratarlos.
Pero para los grandes temas de la vida, para las cosas que realmente importan, no hay ningún entrenamiento – no hay diplomado en paternidad, escuelas para la felicidad ni doctorados en relaciones personales.
La mayoría de nosotros aborda los temas del amor y el matrimonio como huérfanos, sin aprender de la experiencia y la sabiduría acumuladas por las generaciones pasadas. Abordamos las preguntas clave – ¿Qué es el matrimonio? ¿Cómo encuentro a la persona correcta? ¿Cómo me aseguro de tener un matrimonio feliz y realizado? – en soledad, cometiendo toda clase de errores mientras tratamos de responderlas y acertar. Este método podría servir – si es que nadie resultara herido en el camino.
Hoy el matrimonio pareciera ser una especie de accidente evolutivo. Después de un período de conocerse, salir e involucrarse románticamente, viene la etapa de la inquietud. La pareja se enfrenta a la pregunta temida de: ¿Y ahora qué? La respuesta por defecto los pone en el altar, comprometiéndose a vivir felices para siempre. Si Dios quiere… O hasta que el cansancio los separe.
Los cristianos, por lo menos, lo que nos congregamos en Visión de Fe,  creemos que Dios creó el mundo para que el hombre tenga una vida llena de significado y placer. Quiere que tengamos todo, y nos dio un libro de instrucciones diciéndonos cómo alcanzarlo. La Biblia. Literalmente, instrucciones para la vida.
¿Cómo cree usted que la Biblia describe el matrimonio? ¿Eterna bendición? ¿Encadenados? ¿Qué necesita la pareja para alcanzar este sentido de unificación? Imagina el matrimonio como un viaje por la vida. Auto, gasolina, comida – estamos listos para partir. ¿Qué es necesario para que los dos viajeros en este auto se “unan” para realizar este viaje?El hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá con su esposa, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). El matrimonio es el proceso de convertirse en una sola carne; no son dos personas que se unen para formar una sociedad, tampoco es un acuerdo para vivir juntos por siempre; no es una forma de obtener un beneficio en el pago de impuestos ni un método para compartir las tareas de la casa. Mucho menos para conseguir la ciudadanía americana.  La noción cristiana del matrimonio es que dos mitades se convierten en uno, completándose mutuamente.
Antes de casarse usted debe definir por lo menos tres principios que le ayudarán a saber a donde va:
  1. Destino: Para poder comprometerse a ir juntos tienen que saber a dónde están yendo. Si uno quiere ir al norte no puede estar con alguien que quiere ir al sur.
  1. Compromiso: Dos personas no llegarán a su destino si uno puede echarse para atrás cuando se le antoje.
  1. Afinidad: Si no se soportan mutuamente, el viaje va a ser intolerable. Mejor ni empezar.
La esencia del matrimonio es el compromiso a perseguir juntos objetivos de vida. El matrimonio necesita tener objetivos claros en común. Esto es muy obvio, pero a menudo es ignorado. Conozco a una pareja que casi terminó divorciada porque después de algunos años de matrimonio él quería hijos y ella no quería la carga de criarlos. Salieron cinco años – ¡y nunca habían hablado si querían tener hijos! Siempre hablaban del mensaje, de la Iglesia, de los coros... pero nunca de sus objetivos.
No creas que es un ejemplo exagerado. Las parejas rompen por muchas razones: Cómo educar a los hijos, dónde vivir, qué papel tendrá la religión en sus vidas, si la prioridad la tendrá la carrera o  la familia, la carrera de quién estará primero si es que entran en conflicto. Los valores y las prioridades compartidos proporcionan una estructura que une a la pareja y les permite trabajar para convertirse en “una sola carne”.
Algunos pensamos que el matrimonio es un objetivo de vida en sí mismo. Nos hacen creer que más allá de estar los dos juntos, no necesitamos ningún otro objetivo. “Todo lo que necesitas es amor”. Mientras ella o él me ame estaré tranquilo. ¡Error!  El matrimonio en sí no es un objetivo en la vida; si los cónyuges esperan que la relación satisfaga todas sus necesidades, le ponen al matrimonio una tensión intolerable. Yo me casé con María Elena no para que me haga feliz. Me casé con ella para hacerla feliz. Para vivir a su lado hasta que Cristo venga. El matrimonio es una herramienta poderosa para ayudarnos a perseguir las cosas que nos interesan en la vida con más energía y personalidad. Si eres un soltero deprimido y sin rumbo, serás un casado deprimido y sin rumbo.
Los objetivos en la vida son las cosas que significan todo para ti, los valores que defiendes, por los que estás dispuesto a sacrificarte. Si son tan fáciles de cambiar, no son tan importantes para ti. ¿Qué queremos decir con valores? 
Honestidad, integridad, lealtad, bondad. Si ella no es amable con su propia familia, hay una gran posibilidad de que tampoco lo sea con la tuya. Si el es un abusivo con sus padres, prepárate, lo será peor contigo. Esta persona va a ser el padre o la madre de tus hijos. ¿Cómo los criará?
No puedes posponer el discutir los objetivos en la vida, esperando que lleguen a un acuerdo una vez que estén casados, asumiendo que la otra persona cambiará. Las ideas y los gustos cambian, pero el carácter es algo muy difícil de cambiar. No esperes que ella cambie. Debes ser extremadamente honesto.
Por eso es necesario que antes de dar el paso definitivo que te unirá a esa persona hables francamente sobre el futuro que esperas tener a su lado. Como se gastará el dinero. Quien lo administra. Quién será quién en la casa. El matrimonio no es una "eterna luna de miel", lo siento, el matrimonio es un compromiso que requiere esfuerzo y muchas ganas de sacrificarse en aras de que el otro encuentre en mi el complemento a su felicidad.
Yo decido ser feliz a pesar de las circunstancias. Yo decido pasar por alto las pequeñas cosas que pueden provocar una hecatombe en mi relación. Yo debo cuidar mi propia viña. Nadie puede hacerlo por mi. 
Eso y algo más es el matrimonio... ¿Te animas? 

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