LA VENTANA...

En un hospital había dos pacientes en un cuarto. Uno no se podía mover. Era cuadraplégico. Solo podía mover los ojos y los labios... Su carácter se había agriado tanto que vivía en una constante amargura. Nunca pensaba nada bueno, nada positivo, nada optimista...
El otro se levantaba todos los días y se paraba ante la ventana del cuarto y le contaba a su compañero las cosas que veía... en el parque que estaba frente a ellla...
Hoy veo a una pareja de novios que se están abrazando con tanta ternura y se dan besos de amor...
Hoy veo a una madre paseando a su bebé en su carruaje y se ve muy contenta y feliz...
Hoy veo a un par de niños jugando pelota y sonriendo amigablemente...
Hoy veo a un par de ancianos sentados en un banco del parque, tomados de la mano y están platicando...

Así transcurrio mucho tiempo. Todos los días el compañero del paralítico se levantaba y, cuando ya sentía que salía el sol, se ponía frente a la ventana para transmitirle al otro la vida que se desarrollaba en aquel parque al otro lado de la ventana. Eso le daba al paralítico cierto grado de optimismo...

Hasta que un día el enfermo que veía a travez de la ventana murió. El otro se quedó desconsolado. Ya no habría quién le contara las cosas que sucedían en el parque frente a la ventana... No le quedaba más remedio que ver los vidrios opacos y el marco cerrado...

Un día le pidió al enfermero que lo visitaba para cambiarle la ropa de cama y hacerle sus tratamientos: ¿Podría usted ver a travez de la ventana y contarme lo que está sucediendo en el parque que está enfrente?

El enfermero se acercó a la ventana, abrió sus hojas y lo único que vio fue una pared de ladrillos rojos frente a él... "Aquí no veo nada más que una pared de ladrillos rojos..." le dijo al cuadrapléjico. No había parque. No había niños. No había ancianos tomados de la mano...

¿Y mi compañero de cuarto que murió? ¿Cómo era? Preguntó al enfermero...

"Era ciego", le  respondió.

Ese día el lisiado lloró por primera vez y tomó una decisión: olvidar su enfermedad. Olvidar sus amarguras. Olvidar su pesimismo y empezar a vivir. Empezar a sonreír. Empezar a ser optimista...

¡Interesante historia! ¿No le parece? ¿Qué tal si usted se para frente a la "ventana" de la vida y le empieza a contar historias de lo que ve al otro lado a sus compañeros y amigos? Quizá uno de ellos empiece a vivir con optimismo...

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