LA PREGUNTA MÁS FAMOSA...

Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo¿Quieres ser sano? Juan 5:6

Hay preguntas que suenan algo raras... Especialmente en los labios de Jesús.
 ¿Estará éste hombre paralítico bromeando acaso?  ¿Será que se está burlando de todos los que estaban en el estanque? ¿No será que se está aprovechando de la buena voluntad de la gente que les lleva alimentos de cuando en cuando?
Son treinta y ocho años que está allí en esa piscina. Y, por supuesto, no se está bronceando ni mucho menos. No señor. Está paralítico. Así como suena. Sin poder moverse en su totalidad. Seguramente solo mueve los ojos. Y los labios. Nada más. Todos a su alrededor ya ni lo ven. Es parte del cuadro. Treintiocho años se dicen rápido pero pasan a cuenta gotas...
Su familia seguramente dejó de visitarlo hace ya muchos años. No hay días del padre, ni cumpleaños, ni feliz navidad. Nada. Solo una terrible soledad. Y amargura. Y tristeza. Y todo lo que usted se pueda imaginar. El hombre está abandonado a su suerte. Arrinconado en lo más profundo y negro del estanque de Betesda...

Como muchos que están hoy abandonados en el último lugar de la Iglesia. Solos. Llegan, cantan, aplauden y se van. Paralíticos por la religión. Paralizados por las deudas. Paralizados por el divorcio. Por el abandono de los hijos. Por la esposa que se fue con otro...

Y eso duele. Duele tener que llegar a la casa cada noche sin que nadie te diga: "hola". Sin que nadie te pregunte "¿como te fue hoy?". O ir a la Iglesia sin que nadie note tu presencia o tu ausencia. Sin que nadie averigue tu nombre. En tu contestador automático no hay ninguna llamada para saber como estás...

Y Jesús llega y le suelta la famosa pregunta que nadie entiende. ¿Bromeas, Jesús? ¿Cómo me preguntas si quiero ser sano? ¿Acaso no te has enterado del tiempo que llevo aquí sin que nadie se ocupe de mí? ¿Sabes tú lo que es estar aquí tirado, tieso como un palo? Tu pregunta me parece una broma. ¿Quiero ser sano? ¡Claro que sí!

Pero en la pregunta de Jesús hay algo que no se ve a primera vista...

Lo que le está preguntando debajo de la tinta es: ¿Quieres empezar de nuevo? ¿estás dispuesto a empezar otra vez? ¿Estás dispuesto a olvidar todos estos años de soledad y dolor? ¿Estás dispuesto a perdonar a los que se fueron dejándote solo? ¿Quieres ser sano por dentro? Porque por fuera es fácil. Solo tomará unos segundos que tomes tu lecho y te vayas... pero... que sanes por dentro es otra cosa. ¿Estás dispuesto entonces a cambiar de carácter? ¿Estas dispuesto a gastar menos dinero? ¿Quieres ser otra persona...? ¿Quieres ser más amoroso con tu esposa y tus hijos? ¿Quieres ser más conforme con lo que te dé cada día? ¿Estás dispuesto a comer solo frijoles si solo eso hay en tu mesa?

Entonces, la pregunta no era tan necia... ¿no cree?

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