INVITAR A DIOS
¿Invitar a Dios?
¿Para qué?
Creo que tengo la suficiente madurez y capacidad para salir adelante...
Muy bien. Si depende de usted... ¡Buena suerte!
Pero si depende de Dios... Algo sucederá. Porque si invitamos a Dios a nuestras vidas, a nuestros hogares lo imposible se vuelve posible. Lo que soñamos se volverá realidad. Cualquier cosa será posible. Pero si invitamos al Señor a formar parte de nuestras vidas. De nuestra mesa. De nuestros proyectos.
Estoy seguro que muchos de los que me leen tienen historias de milagros. Historias de cosas que sucedieron hace ya algún tiempo. Milagros que ocurrieron sin darse cuenta. Muchos tienen historias de aquella vez en que iba en una dirección... cuando de pronto se volvieron al otro lado y sucedieron cosas que no esperaban. Cosas que no esperaban que ocurrieran... realmente ocurrieron.
Y es que el problema es que nos limitamos. Nos robamos el privilegio de vivir al lado del Señor. De traerlo a nuestro lado mejor dicho para que sea Él quien se encargue de todo.
Cuando traermos a Dios a nuestro lado estamos trayendo la posibilidad de que cosas sorprendentes ocurran.
Y este es el momento en que usted puede provocar que cosas sucedan. Alejarse de las cosas que usted ve para entrar a la dimensión de lo que no se ve pero que está allí. Piense por un momento de las cosas que usted se dijo que no pueden suceder. Cosas imposibles de alcanzar... Este es el momento de enfocarse. ¿Saben qué? Si depende de nosotros... quizá nunca pase nada. Pero si depende del Señor... todo cambia.
Nunca se den por vencidos. Nunca abandonen sus sueños. Que nada ni nadie los aborte... Si usted ha invitado al Señor a ser parte de ellos... quien sabe. Pueden hacerse realidad en cualquier momento. En un abrir y cerrar de ojos dijo el Rabino Pablo. En un instante pueden cambiar las cosas. No se den por vencidos. Siga esperando y el que prometió ser Fiel lo hará otra vez. Volverá a ser Fiel...
Solo invítelo a su casa. A su trabajo. A su vida. A su matrimonio...
¿Para qué?
Creo que tengo la suficiente madurez y capacidad para salir adelante...
Muy bien. Si depende de usted... ¡Buena suerte!
Pero si depende de Dios... Algo sucederá. Porque si invitamos a Dios a nuestras vidas, a nuestros hogares lo imposible se vuelve posible. Lo que soñamos se volverá realidad. Cualquier cosa será posible. Pero si invitamos al Señor a formar parte de nuestras vidas. De nuestra mesa. De nuestros proyectos.
Estoy seguro que muchos de los que me leen tienen historias de milagros. Historias de cosas que sucedieron hace ya algún tiempo. Milagros que ocurrieron sin darse cuenta. Muchos tienen historias de aquella vez en que iba en una dirección... cuando de pronto se volvieron al otro lado y sucedieron cosas que no esperaban. Cosas que no esperaban que ocurrieran... realmente ocurrieron.
Y es que el problema es que nos limitamos. Nos robamos el privilegio de vivir al lado del Señor. De traerlo a nuestro lado mejor dicho para que sea Él quien se encargue de todo.
Cuando traermos a Dios a nuestro lado estamos trayendo la posibilidad de que cosas sorprendentes ocurran.
Y este es el momento en que usted puede provocar que cosas sucedan. Alejarse de las cosas que usted ve para entrar a la dimensión de lo que no se ve pero que está allí. Piense por un momento de las cosas que usted se dijo que no pueden suceder. Cosas imposibles de alcanzar... Este es el momento de enfocarse. ¿Saben qué? Si depende de nosotros... quizá nunca pase nada. Pero si depende del Señor... todo cambia.
Nunca se den por vencidos. Nunca abandonen sus sueños. Que nada ni nadie los aborte... Si usted ha invitado al Señor a ser parte de ellos... quien sabe. Pueden hacerse realidad en cualquier momento. En un abrir y cerrar de ojos dijo el Rabino Pablo. En un instante pueden cambiar las cosas. No se den por vencidos. Siga esperando y el que prometió ser Fiel lo hará otra vez. Volverá a ser Fiel...
Solo invítelo a su casa. A su trabajo. A su vida. A su matrimonio...
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