EL TEMOR A DIOS

¿Es Dios malo? ¿Es colérico? ¿Está listo con un cincho en la Mano para darnos duro a la primera oportuidad? ¿Está Dios con un Ojo puesto en el Amor y el otro en la Ira?

Son buenas preguntas, ¿no le parece?

Y es que siempre nos han enseñado que vivir bajo el temor a Dios es mantenernos con miedo a sus reacciones. Con miedo a su Carácter. Con miedo a su vara...

Pero no hay nada más alejado de la verdad que este concepto.  Temer a Dios es todo lo contrario.

Le pondré un ejemplo:
Si usted ama a su pareja y no quiere causarle ningún daño, si no quiere provocarle ningún dolor, usted vivirá pendiente de no hacer nada que le pueda doler. No por su pareja sino por las consecuencias que usted vivirá al haber provocado tristeza en el corazón de su cónyuge. Es decir, el resultado de su mala acción será lo que usted tendrá que evitar en el futuro para no hacer nada que pueda dañar su relación. Porque usted ama. Porque usted no quiere vivir alejado de su pareja. Porque usted no quiere echar a perde su matrimonio o su armonía. Usted tiene temor. No a su pareja sino a usted mismo o usted misma. Perder la armonía con su esposa o esposo es a lo que usted teme...

Una mala palabra. Una mala expresión. Un mal servicio. Una mala acción. Una reacción equivocada... Todo esto provocará que su pareja se entristezca y usted sufrirá las consecuencias. Habrá separación. Habrá silencios dolorosos. Habrá miradas furtivas. Habrá distancia entre usted y él o ella...

Eso es vivir en temor. Temor a hacer algo que dañe su relación...

Eso es lo que significa temer a Dios. Dios es Bueno. Es Magnánimo. Es todo Bondad... Pero mis malas acciones, mis palabras equivocadas, mis reacciones hepáticas hacia sus negativas, todo eso hace que yo entristezca el Corazón de Dios ya que lo estoy prejuzgando equivocadamente. Y Él se duele. Y yo me alejo. Me siento mal. Me escondo, como Adán, entre los árboles... porque tengo miedo a mirarle a los Ojos. Porque le fallé, porque le mentí, porque lo traicioné. Por eso se ahorcó Judas. Tuvo temor de ir de regreso a Jesús a pedirle perdón. Tuvo miedo de él mismo... Jesús lo esperó pero Judas nunca regresó...

Temer a Dios. Es temernos a nosotros mismos. Es vivir en la cuerda floja del pecado. Es vivir en la tangente de lo perennemente pecaminoso. Es vivir equivocadamente y no poder levantar la vista y pedirle perdón y volver a Sus Caminos. Temer  Dios no es temerle a Él sino a las consecuencias de nuestra inclinación al mal. Porque las consecuencias serán dolorosas. Hirientes. Nos dejarán heridos y muchos ya no volverán a Su lado... porque tendrán miedo de ellos mismos, de volverle a fallar, de repetir sus errores... de volverlo a hacer...

Así como yo vivo pendiente de no fallarle a mi esposa por las consecuencias que acarrearé y sufriré, así vivo pendiente de no fallarle a Dios para no sufrir la soledad que eso provocará en mi corazón.  Porque los amo a los dos. A mi esposa y a Dios...
Entonces... el beneficio de ambas acciones es solo para mi. Viviré confiado. Porque viviré en temor...

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