HA´RA YETZER

Entonces os compensaré por los años que ha comido la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército, que envié contra vosotros. (Joel 2:25)

¡Miserable hombre de mi! exclamó el rabino Pablo. ¡Miserable! ¿Por qué las cosas que deseo hacer no las hago, y las que no quiero hacer hago?  ¿Por qué este miserable cuerpo de muerte me doblega, me abofetea y me humilla tanto?
He rogado al Señor que me lo quite. Ya no quiero pecar conta Él. Quiero vivir en una santidad completa y total. Ya no quiero sentirme avergonzado por mis malas acciones... Pero: ¿Qué me respondió? ¡Bástate mi Gracia! Solo eso. Que me tranquillice, que no hay problema. Que Él entiende mis malas inclinaciones (ha´ra yetzer). Que para eso vino Jesús, a deshacer las obras del maligno. Que duerma bien. Que coma bien. Que me cuide, es cierto, pero que esa inclinación al mal me perseguirá el resto de mi existencia...

¿Sabía usted que Dios tiene un ejército que envía sobre los que queremos vivir a nuestra manera? ¿Sabía usted que vivir en santidad no es fácil? Las puertas del infierno se abren, se nos arrojan los demonios como una fuerte tormenta en pleno invierno y no nos dejan tranquilos hasta que mordamos el polvo...

Joel nos lo dice magistralmente: La langosta se comió nuestra paz. El pulgón se comió nuestras finanzas. El saltón afectó nuestra salud. La oruga, lenta pero implacablemente nos arruinó nuestros planes... ¿Por qué? O, mejor dicho... ¿Para qué? E aquí la moraleja: para que aprendamos a vivir buscando no nuestros planes sino los del Señor. Para que aprendamos a depender de Él. Para que, en lugar de poner nuestras manos hacia el hombre las levantemos hacia Su Presencia.
El ejército de Dios fue enviado para recordarnos que necesitamos levantar nuestros ojos hacia la Eternidad y, como el salmista, preguntarnos: ¿De donde vendrá nuestro Socorro? Y no vendrá, lógicamente de los montes. Vendrá del Señor que los hizo a todos.
El ejército de Dios nos fue enviado para ayudarnos a ver con otros ojos. A percibir con otros sentidos. A palpar en medio de la oscuridad. A esperar con esperanza en la Providencia del Fiel de fieles...

La langosta, el pulgón, el saltón y la oruga fueron los soldados que Dios envió para llevarnos cautivos a Su Presencia. Pero no para hacernos daño. No para humillarnos ni para avergonzarnos... Lo envió para hacernos ver que fuera de Él no hay nada ni nadie capaz de llenar nuestras vidas... y refrigeradoras...

¿Qué hará después? Lea esto...
Tendréis mucho que comer y os saciaréis,
y alabaréis el nombre del SEÑOR vuestro Dios,
que ha obrado maravillosamente con vosotros;
y nunca jamás será avergonzado mi pueblo. (Joel 2:26)

¿No le parece maravilloso? Después que envió su ejército contra nuestras malas inclinaciones, después que permitió el hambre, la soledad, la tristeza, el luto y otras cosas feas más... ha prometido que devolverá todo lo que perdimos... Que en realidad no valían la pena, ¿no cree?

Así que si su ha´ra yetzer aún le gobierna, si todavía usted se encuentra luchando contra esas inclinaciones al mal pero usted sueña con el día de vivir en completa santidad... usted ha llegado al vértice de la Verdad: Dios hará que le sea devuelto todo lo que ha perdido... porque en realidad ha ganado. Sí, ha ganado porque usted se dará cuenta que su vida ha cambiado, que usted ha sido transformado para una existencia mucho mejor que la de antes...

Aunque su ha´ra yetzer, su inclinación al mal aún esté latente en su vida... como en la mía.
Así que, como Pablo... contentemonos con Su Gracia. Jesús se encargó y se encargará de todo...

Comentarios

  1. Pastor Carlos admiro como Dios lo usa por medio de su palabra es de mucha enseñanza para nuestras vidas.
    Dios lo bendiga cada ves que esta en su púlpito me gusta como predica la palabra de Dios con tanta sabiduría bendiciones

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