EFECTO MARIPOSA

Usted ve la belleza de la mariposa... Sus alas, sus colores, su fragilidad... La Monarca, por ejemplo, es una especie que se multiplica en uno de los bosques de México. Una vez al año millones de Monarcas se desarrollan hasta alcanzar la madurez y le dan la vuelta al mundo en su ruta migratoria hacia otros lugares en donde polinizarán las flores a las que se dirigen.
Es decir, la mariposa Monarca tiene un propósito que cumplir: polinizar. Buscan la miel que les alimenta en  las flores que ellas escogen, se paran en los pistilos, en sus patas se adhiere el pólen y cuando visitan una flor hembra, sin darse cuenta depositan en sus pistilos el pólen de la anterior y polinizan nuevamente para que nazca una flor... y se van... Una vez al año. Solo eso. Una vez al año. Luego mueren. Nadie seguramente se dio cuenta de su importantísima labor. Nadie les dio las gracias. Nadie les dio un diploma por los "servicios prestados" a la agricultura. Además... ¿a quien le importa una flor más o una menos? ¡Estamos tan ocupados pensando en los frijoles! ¡Estamos tan ocupados cuidándonos de nosotros mismos! No tenemos tiempo de ver mariposas. Lo que necesitamos es ver el dinero. Eso es lo que importa. ¿Flores? ¿Para qué? Ya tendremos tiempo para que las depositen sobre nuestro ataúd el día que nos velen. Si es que a alguien se le ocurre poner flores sobre nuestro ataúd...

Sin embargo, las mariposas continuan con su labor de polinizar las flores y las plantas. Sin ellas no tendríamos naranjas. Ni guayabas. Ni flores. Ni maíz para las tortillas... No tendríamos nada que comer... El efecto mariposa es vital para el ciclo alimenticio. Solo una vez al año... pero allí están. Dándonos vida. ¿Lo notamos? Muy pocos. Muy pocos...

Eso pasa con la vida del cristiano. Nadie lo nota... hasta que se necesita una oración. Hasta que se necesita un hombro donde llorar. Hasta que hace falta un abrazo de consuelo. Hasta que falta un apretón de manos. El efecto mariposa es importante en la vida de su oficina, y eso solo puede darlo un verdadero cristiano que no espera diplomas, que no espera aplausos, que no espera honores...

El cristiano que comprende su labor en este mundo conoce su verdadera importancia: Donde se pare, allí habrá algo que polinizar con la Palabra de Dios, con una sonrisa, con una expresión de amor, con una mirada cariñosa, con un gesto de compartir un pedazo de pan...

¿Acaso no fue eso lo que hizo Jesús? Nunca se fue de ningún lugar sin antes haber dejado algo en beneficio de alguien... Fue el efecto mariposa por excelencia. Y Él espera que sigamos su ejemplo.

Hoy es un buen día para imitar a las mariposas... ¿no cree? O, mejor dicho... A Jesús.

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