...YO ERA CIEGO... (Jn. 9:25)

¡Qué problemón el que se le armó a este ex ciego.
Pareciera que cuando Jesús hace un milagro, habrá gente que, en lugar de alegrarse se enojarán. Y atacarán. Afilarán sus lenguas como espadas para decir un montón de tonterías e ignorancias... Que si fue el diablo, que si fue el primo que vive en los USA, que si tenía herencia, que si esto... que si lo otro. Menos Jesús. Jesús no es capaz de hacer ver a los ciegos. No es capaz de cancelar la matrícula para la universidad. No es capaz de vencer el cáncer. No puede hacer lo que Él dice. Son supersticiones, hermano, puras supersticiones... Mejor vaya con el sobador. Mejor con el brujo. Deje de orar y vaya con la señora que fuma el puro...
 
¡No!, mil veces no.
 
El ciego era ciego de nacimiento. Así que no hay remedio. Porque si hubiera sido ciego por accidente pués es más fácil operarlo y volverle la vista. O por lo menos, ponerle lentes... Pero ciego de nacimiento es otra cosa. Y Jesús hace lo imposible más imposible todavía... Porque no oró. No hizo ningún ademán. No invocó a Su Padre. No levitó. Solo hizo lodo.
Escupió en un poco de tierra e hizo lodo. Ve a lavarte al estanque de Siloé, le dijo... y el ciego fue, se lavó y vio. ¡Allí estuvo el problema! ¿Se lo repito? Fue, se lavó y vió. Y eso hizo estremecer los cimientos de los religiosos. Los enojó porque no hizo las cosas como ellos estaban acostumbrados. ¿Cómo lo hizo? Fue la pregunta del millón. Y para el ex ciego empezó un calvario de interrogatorios, pregunta tras pregunta, necedad tras necedad... hasta que lo consaro. ¡Y con razón!
 
¿Saben qué señores? les dijo ya cansado de tanto policía religioso. ¿Saben qué? Una cosa es bien segura... Yo era ciego. Y aquel Hombre hizo lodo, me lo puso entre los ojos, me dijo que me lavara en el estanque, fui, me lavé y ahora veo.  ¿Cómo es que ustedes no logran entenderlo cuando ven... y yo que era ciego lo entiendo bien claro...? Solo una cosa sé: que antes yo era ciego y ahora veo. Lo demás... es lo de menos...
 
Usted, mi querida hermana que el Señor ha sanado de arteroesclerosis, de cáncer, de obesidad, de artritis deformativa... de lo que sea... usted también puede hacer lo que hizo el ciego. Obedecer. Solo eso. Obedecer... ¿Cómo, pastor Carlos?
 
Bueno, pués Él dice: Diga el pobre: rico soy. Diga el débil: fuerte soy. Diga el enfermo: Sano soy. Diga el caído: Me levantaré como las águilas. Diga el que está próximo a divorciarse: No se firmará ningún papel. Diga.Obedezca. Cumpla la órden. Haga lo que Él dice y usted, como el hermano de la historia... asombrará a todos con su sanidad... ¡Ah! y déjelos a ellos con sus preguntas teológicas de cómo fue el milagro. Si fue curación ó milagro. Si fue un golpe de suerte o el Amor de Dios. Si fue Jesús o el doctor. No importa, no le entenderán. Mejor aléjese de ellos como el ex ciego y váyase a su casa a disfrutar de su milagro...
 
Yo he aprendido a hacer lo mismo. Los pastores me preguntan: ¿Y donde estudió eso? ¿Y quién se lo enseñó? ¿Y dónde están sus diplomas? ¿Y donde están sus credenciales?  Pués una cosa sé: Que siendo yo un ignorante, el Señor me inspiró este escrito para que usted sepa que Jesús aún sigue haciendo lodo y sigue escupiendo...
 
 




Comentarios

  1. Es correcto Pastor, no lo creen o cuestionan, pero yo he creído!! soy sana por misericordia y hoy lo disfruto.

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  2. Amen Pastor.... soy sana para la gloria de mi Señor Jesús

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