...Y UNA MUJER...

Marcos 5:25-34 nos narra la historia de "una mujer" que tenía un grave problema desde hacía doce años.
Doce años de ser ignorada. Doce años de ser marginada. Doce años de estar olvidada. Doce años de vivir sin que nadie se diera cuenta que existía... Doce años sin ser vista... Hasta que Alguien la vio. Tenía que verla. Y tenía que verla para que otros la vieran... hasta nuestros días la seguimos "viendo"...
 
¿Quién era esa mujer antes de Jesús?
 
Bueno, si somos pragmáticos... no era nadie. Era un espanto viviente andando por las calles de Judá. Era una paria, ignorada por todos. Vivía en las orillas de su ciudad. Cubierta por su manto, se escondía de todos, hasta de ella misma. Anodina, sin nombre, sin cédula de identidad, sin familia y sin amigos...
 
Hasta que un día, un famoso día, se encontró con su Salvador y Sanador. Se encontró con Jesús. ¡Ah! qué maravilloso encuentro. Eso le cambió la vida. No solo la sanó de su flujo sanguíneo sino también la sanó de su soledad. La sacó del anonimato. No nos dicen su nombre pero sí nos dicen su historia. Y lo más hermoso... Jesús la llama "hija". Hoy su historia se lee en todo el mundo.
 
Muy bien... ¿y qué tiene que ver esto con nosotros? No sufrimos de flujo de sangre. No hemos perdido nuestro dinero visitando médicos. No hemos andado cubiertos por un manto. No hemos sido olvidados por nuestra familia, aún comemos y dormimos junto a ellos. No carecemos de DUI. Tenemos amigos que nos acompañan en nuestra jornada. Tenemos libertad de vivir en la ciudad y no en sus orillas...
 
Pero... ¿qué me dice de vivir cubiertos por un manto de hipocresía? Fingimos lo que no somos. ¿Qué me dice de vivir aislados de los que gozan la paz de Dios? Buscábamos la paz en el licor, en el cigarro, en el sexo, en la pornografía. ¿Qué me dice de que a los demás no les importábamos ni un comino? Vivíamos ignorados. No le importábamos a nadie. No éramos amados por nadie. Éramos parias que bien pudimos morir y nadie se hubiera dado cuenta. ¿Qué me dice de que antes no éramos conocidos por nadie? Usted era un número de seguridad social. Usted era un número de cuenta bancaria. Usted era un número en el listado de votaciones... Usted y yo no éramos nada ni nadie. Hasta que encontramos a Jesús.
 
¡Ah! Ahora nos conocen en el mundo espiritual. Ahora nos conocen en la congregación. Ahora tenemos un documento de identidad para que los demonios nos obedezcan. Ahora tenemos quién nos defienda. Ahora tenemos un Sanador y Salvador. Ahora somos llamados Hijos de Dios... Porque ahora tenemos Padre.
 
Jesús es el parte aguas de nuestras vidas. Antes y después. Ayer y hoy. La noche y el día. La oscuridad y la Luz. El hambre y la saciedad. Jesús es quien hizo que esta mujer estuviera incluida en las historias de su Ministerio. Jesús la injerta en la historia del mundo... Pero ¿antes? Esto es lo maravilloso: En Jesús ya no hay "antes"... ahora todo es hoy.
 
Si dentro de mil años se escribiera otra Biblia... ¿sabe qué historias aparecerían en ella? Su historia y la mía. ¿No es esto maravilloso? ¡Gracias doy al Padre por Jesús! dijo Pablo... Y lo repito yo...

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