SUELTA LO QUE TIENES... (Mat. 4)

A Pedro y a su hermano Andrés les dijo: Dejen sus redes y síganme. Y ellos le siguieron.
 
A Jacobo y a Juan les dijo: Dejen de remendar redes y síganme. Y ellos le siguieron.
 
A Mateo le dijo: Deja tu mesa y sígueme. Y él le siguió...
 
Al joven rico le dijo: Deja tus posesiones... Y él no le siguió.
 
¿Y a usted? ¿Qué le ha dicho que suelte y le siga?
¿Que suelte su enojo? ¿Que suelte su adulterio? ¿Que suelte su vida carnal? ¿Que suelte el lenguaje profano y abusivo que usa contra su esposa? ¿Que deje sus costumbres viciosas que dañan su vida y la de su familia? ¿Que suelte su orgullo que lo hunde más y más en la soledad? ¿Que suelte a ese hombre interior que lo humilla y lo abofetea cada día?
 
¿Qué le ha dicho Jesús a usted? No piense en los otros, piense en usted. No piense en su vecino, piense en usted. Es a usted y a mi a quienes nos interesa saber qué es lo que Jesús nos ha pedido que soltemos y le sigamos. Porque, no está usted para saberlo ni yo para contarlo, pero fíjese que no podemos seguir a Jesús con redes rotas. No podemos seguirlo con la mesa de corrupción a cuestas. No podemos seguirlo con el mismo carácter que teníamos antes de...
 
Para seguir a Jesús verdaderamente se necesita dejar algo. Ese algo que tanto amamos: el yo. El ego. El grande que hay dentro de mi. El grande que dicen que soy.
 
A  menos que hagamos un inventario sincero de nuestras vidas veremos que nos estamos engañando. Estamos siguiendo a Jesús con nuestras mismas costumbres. Con nuestro mismo orgullo, con nuestras redes viejas y maltrechas...
 
Queremos vivir y ser como el joven rico. Queremos seguir a Jesús y heredar Su Reino pero con nuestras más preciosas posesiones. No queremos dejar nada. No queremos abandonar nuestra vieja manera de vivir. No queremos dejar el chisme, la intriga, el enojo, la ira, el egoísmo, el "yo soy" que me enriquece. Porque me creo rico pero como el joven rico. Su riqueza, ante la Presencia de Jesús lo hacía demasiado pobre. Y precisamente por eso Jesús nos pide nuestras riquezas: para verdaderamente enriquecernos con Su Presencia, con Su Bendición, con Su Reinado... Pero lamentablemente queremos seguirlo con lo que, según nosotros nos hace ricos... ¡Pobres incautos...!
 
¿Qué le está pidiendo Jesús que suelte y le siga después de leer este artículo? Un consejo, aunque usted no me lo está pidiendo: ¡Suéltese de una vez por todas! Y verá buenos y grandes resultados: Usted será verdaderamente rico y feliz...
 

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