TAMAR...

En la Biblia, en 2 Samuel 13, hay una historia muy interesante:  es la historia de Tamar, la hermosa princesa hija del Rey David. Tamar era una de las jóvenes mas bellas de todo el reino. Su nombre significa "palmera," un símbolo de Victoria y honor.

Uno de sus medio hermanos, Amnon codiciaba a su hermosa medio hermana hasta el punto de no poder dormir por la noche. Por el consejo de un mal amigo, Amnon planea atraer a Tamar a su habitación con la ayuda de su confiado padre. Amnon pretendió estar enfermo y pidió un poco del pan especial horneado de Tamar. El también solicitó que ella se lo diera con sus propias manos. Tamar obedeció la solicitud de su padre de ir a cuidar a su hermano. Después que ella entró en la habitación, el supuestamente enfermo Amnon ordenó a los sirvientes que abandonaran el cuarto y cerró con llave la puerta. Sujetó a Tamar, la tiró en la cama, y aún cuando ella le suplicó y rogó que parara, él le robó su posesión más preciada, su virginidad. Después que él había hecho lo que deseaba con ella y su lujuria estaba satisfecha, Ammón arrojó a Tamar en el suelo juntamente con su ropa y sus sueños.

Tamar perturbada, devastada y degradada salió corriendo fuera del cuarto de Amnon, llorando de angustia y desesperación. Ella rompió sus ropas reales y corrió por los pasillos buscando a su amado hermano Absalón. Cuando Absalón llegó a su rescate, supuso lo que había pasado y la invitó a vivir en su casa. "Shhhhh," le susurró, "no te preocupes; yo me ocuparé de ti. Ahora no le digas a nadie lo que ha sucedido, solo déjamelo a mi."  Y aun cuando Tamar era una princesa real, ella pasó el resto de sus días aislada en un cuarto oscuro, vistiendo cilicio como si estuviera de luto y colocando ceniza sobre su cabeza en señal de vergüenza. Nunca más se puso sobre sus hombres el manto real que era legítimamente suyo o vivió como la princesa que realmente era. Ella vivió el resto de su vida creyendo que nunca podría ser restaurada.

Esta no es solo la historia de Tamar, sino que es la historia de muchas mujeres que conozco cada día – ocultándose debido a la vergüenza, sintiéndose feas y sin valor para realizar los sueños de Dios. Pablo nos recuerda que cuando venimos a Cristo, Él hace una nueva creación pero muchos ocultan o cubren esa belleza con la vergüenza de errores o abusos del pasado. Es como si se levantaran cada mañana y pusieran un poco de polvo de ceniza fresco sobre sus almas; las mismas cenizas que Cristo vino a lavar. Y es Satanás quien mantiene el suministro de cenizas, y es Satanás
quien sostiene la caja de cenizas en su mano con la tapa abierta lista para que la utilicemos.

Puede ser que nosotros no caminemos por allí con cenizas sobre nuestra cabeza o vistamos con costales, pero usamos el manto de la vergüenza que Satanás ha colocado sobre nuestros hombros y lo ha asegurado con sentimientos engañosos de culpa y mentiras. Conozco a muchas mujeres que tienen hijos, esposo, una carrera exitosa, y parecen bellas por fuera, pero están gastando sus días en la desolación de su alma porque Satanás las ha convencido de que es allí a donde pertenecen. Usando la cubierta de la vergüenza debido a abuso o errores del pasado, no se dan cuenta de que Jesucristo las ha lavado dejándolas limpias, ha comprado un manto de rectitud hecho especialmente para ellas, y Él esta ansioso por ponerlo sobre sus hombros.

No dejes que Satanás te engañe haciéndote creer que eres cualquier cosa menos una bella princesa. No le permitas convencerte de que tu dignidad no puede ser restaurada. La verdad es que ya ha sido restaurada. Nosotros solo necesitamos comenzar a creer en la verdad. El profeta Isaías habla de Jesús en estos versículos: "Él me ha enviado a sanar los corazones heridos... "

 

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