PARA NO OFENDERLOS...

En Mateo 17:27 hay un diálogo entre Jesús y Pedro. Unos cobradores de impuestos han preguntado a Pedro: ¿Tu maestro no paga impuestos? Y Pedro le pasa la pregunta a Jesús. Él le responde: ¿Quienes pagan los impuestos? ¿Los extranjeros o los hijos? Y Pedro le responde: Los extranjeros. Entonces, le dice Jesús, los hijos son los dueños de la tierra, pero, para que no se ofendan, anda al río y encontrarás un pez que tiene lo necesario para pagar el impuesto y así no los ofendemos...
 
¡Qué importante es cuidar las relaciones interpersonales! ¿Cuánta importancia le da la Biblia a esto! Pero nosotros no. No sabemos llevarnos unos a otros. Somos egocéntricos. Queremos que nos respeten pero nosotros no respetamos a los demás. Exigimos nuestros derechos pero no estamos dispuestos a respetar el de los otros. Alegamos que somos personas libres, que podemos hacer lo que queramos y le ponemos nuestro vehículo en la banqueta del vecino sin dejarle salida... ¡Ah!, pero que no lo hagan con nosotros.  Ni qué decir de nuestras fiestas: ponemos la música a todo volumen a altas horas de la noche porque, al fin y al cabo, es nuestra fiesta y qué... Pero no nos gusta que nos desvelen los vecinos y ponemos el grito en el cielo y llamamos al CAM...
 
Creo que ya va siendo hora que nosotros los cristianos empecemos a vivir de acuerdo a las normas de Jesús. Creo que hay que alcanzar los niveles de conducta en los que seamos como Él que se negó a sí mismo, que nunca traspasó el lindero que dejaron sus padres, que siempre estuvo pendiente del valor del prójimo, que siempre tuvo presente que el mejor sacrificio es el que se hace por otros y no por nosotros mismos.
 
Un día un sabio muy santo le preguntó a Dios: ¿Quién es el que más te agrada, Señor? Y Dios le respondió: El carnicero. El sabio salió a buscar al carnicero y le pregunta: ¿Como es tu día normal? Y el carnicero le responde: Me levanto temprano, baño a mis padres, les preparo el desayuno, les limpio la cama y la casa, les dejo la comida del día lista, les doy sus medicinas, dejo arreglado todo lo que puedan necesitar para el día y me voy rápido a mi carnicería a atender mi negocio.
El sabio santo se fue al Señor y le pregunta: ¿Escuchaste las respuestas del carnicero? ¡No ora ni un segundo, no lee la Torá en ningún momento, no hace sus ritos ni cumple con sus obligaciones espirituales. ¿Cómo dices que él es el primer hombre que más te agrada? Y el  Señor le responde...
 
Precisamente por eso: Porque no lee la Torá, no hace sus abluciones, no dobla sus rodillas para adorarme ni hace sus ritos... pero hace lo más importante: Honra a sus padres. Ama a su prójimo. En ellos me honra a Mí. En ellos me respeta a Mi. En ellos me adora a Mí...
 
Hoy es domingo. Estoy escribiendo esto para que mañana lunes, cuando usted lo lea temprano, piense en cómo quiere empezar su semana. ¿Fue hoy al culto dominical? ¿Dio una buena ofrenda? ¿Cantó a todo pulmón en las alabanzas? ¿Cerró fuertemente sus ojos en la adoración? ¡Muy bien! pero...
 
¿Le dio un buen abrazo a su hermano en la otra silla? ¿Le dio un buen apretón de manos al hermano del otro pasillo? ¿Vio con buenos ojos a sus pastores? ¿Le sonrió a la hermana que le cae mal? ¿Se despidió de sus hermanos en la congregación o salió corriendo a decir "amén" a la calle?
 
Piénselo por un segundo... Cuando ofendemos a otros, estamos ofendiendo al mismo Dios que decimos que adoramos...

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