¿CIEGO, O... CEGADO?

Lucas 18:35-43 nos narra algo interesante con respecto a las personas discapacitadas...
 
Muchos de ellos son mejores que muchos de nosotros que lo tenemos todo. Desde nuestros miembros hasta nuestros sentidos...
 
Bartimeo era ciego. Pero veía. ¿Me estoy contradiciendo acaso? No. Permítame explicarme y verá su propia condición... usted que tiene bien sus ojos.
 
No es lo  mismo ser ciego que ser cegado.
Somos cegados cuando no vemos la realidad de nuestra existencia. Amanecimos vivos. Respiramos. Desayunamos quizá no lo que quisimos pero sí lo que necesitábamos. Tenemos ropa que ponernos. No sufrimos ningún percance camino al trabajo, el colegio o la universidad. Nuestra familia está completa. Todos amanecieron vivos. Hasta nuestro perro tiene un buen concentrado qué comer. Nuestro vehículo arrancó a la primera, no amaneció con la llanta pinchada. Los semáforos estuvieron todos en verde y no hubo embotellamientos en el camino...Tuvimos agua para bañarnos. Tenemos un lindo país con libertad de movimiento. Tenemos gentes que nos aman y a quien amar... Y... ¿qué nos tiene cegados entonces? ¿Qué es lo que no nos permite ver todo esto que tenemos y deseamos más? ¿Qué nos está estorbando la visión para "ver" todo el amor que se ha derramado a nuestro alrededor y aún así estamos inconformes? ¿Quien nos ha cegado para desear a otra mujer teniendo una que duerme a nuestro lado y sufre lo que nosotros sufrimos? ¿Qué nos ha cegado para desear el carro del vecino y no dar gracias por el que tenemos? ¡Algo nos ha cegado la vista! Y es el mercantilismo de este siglo. Es la publicidad que nos acosa y nos dice que forzosamente necesitamos esa pantalla plasma porque ahora viene con 3D...incluyendo los lentes... Estamos cegados mis queridos lectores, estamos cegados por el oropel del mundo, por sus vicios, por sus placeres pasajeros, por esas cosas que se muestran bellas por fuera pero por dentro son monstruos que nos atrapan y nos llevan cada vez más y más lejos de Dios y de nuestra familia... Las mujeres están cegadas por tanta telenovela, basura que se mete en sus casas y comparan al galán de la pantalla con su marido y tiene fantasías sexuales en sus noches de insomnio... Los jóvenes están cegados por tanto placer que encuentran en la calle y después los deja más aturdidos que antes... Los pastores estamos cegados por tanto mega templo que se construye y nosotros no tenemos ni la fe, ni los recursos ni los contactos para hacerlo, y nos deprimimos al compararnos con otros...
 
Pero los ciegos son diferentes. Ellos ven. Palpan. Huelen. Oyen. Y aprecian lo que tienen. Se sienten contentos así como están, esperando el momento en que algo grande suceda en sus vidas. Esperando SU oportunidad para salir de la situación en que están... mientras tanto, esperan y esperan. Sentados en sus esquinas, con su ropa raída... por el momento, señor, por el momento... con su bastón para caminar... por el momento, caballeros, por el momento. Con su trasto para las limosnas... pero solo por el momento mis queridos, ya verán... con su matrimonio con penurias, pero solo por el momento... con sus hijos sin estudiar... pero solo por este período queridos, ya vendrán mejores tiempos... Con el vehículo en el taller... pero solo mientras viene la provisión para arreglarlo. Con la construcción de la casa a medias... pero solo mientras el Señor hace el resto del milagro, querida familia... Solo esperen que Jesús pase cerca de mi vida y verán si no miraré como ustedes... Y quizá mejor que muchos de ustedes. Porque por el momento, veo con mis oídos, veo con mis manos, veo con mi corazón, veo con mis otros sentidos... Pero después miraré cara a cara...
 
Eso creo que fue lo que motivó a Bartimeo a gritar tan fuerte que molestó al vecindario. Gritó porque no quería que se le fuera la Oportunidad que estaba esperando por tanto tiempo: Jesús. Sí, Bartimeo era ciego pero no estaba cegado. Él no pidió un bastón con mejor manufactura. Con mejor madera. No pidió otro recipiente más grande para las limosnas. No pidió otro saco más a la moda para vestirse. No pidió otra esquina donde mendigar. Solo pidió lo que le hacía falta. Tenía todo lo demás para vivir. Solo le faltaba que se le abrieran los ojos... lo demás estaba completo... Por favor Jesús, que recobre lo que perdí: la vista...
Entonces... ¿como estamos? ¿ciegos o cegados...?
 
 

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