LOS PERDONADOS QUE PERDONAN...

¿Por qué es tan difícil que la gente perdone?
Mejor dicho... ¿por qué hay perdonados que no perdonan?
¿Será que nos cuesta dar perdón porque nuestro perdón costó tanto?
¿Será porque no nos sentimos totalmente perdonados?
 
Buenas preguntas que necesitan buenas respuestas...
 
El asunto del perdón está tratado en la Biblia como se trata un grano en la cara de un adolescente. Se aplica una y otra vez la crema hasta que el grano desaparece. O se aplica la crema y la espinilla se va, o se deja a medias el tratamiento y vivirá lleno de granos... cosa que no será muy agradable para la persona.  Así sucede con el perdón. El perdón es cosa sería. Más seria que un grano en la cara. Más sería que cualquier grano en cualquier parte del cuerpo.
Por eso fue que Jesús le dio tanta importancia que enseñó una y otra vez como resolver este espinoso asunto. Porque la falta de perdón se vuelve un asunto espinoso. Lastima al que lo tiene. Es decir, quien no perdona se vuelve una persona llena de granos: de odio, amargura, rencor... enfermedades. Sí, enfermedades coronarias, inflamación del Colon, infartos al miocardio, tortícolis y muchas cosas más. La falta de perdón afecta el cuerpo, además de afectar el alma. Por eso, en el Padre Nuestro hay un lugar muy específico en el perdón: Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestro deudores, enseñó Jesús. Dios me perdona... yo perdono. O mejor al revés: yo perdono, Dios me perdona.
La gente perdonada perdona a la gente. Los mojados en la Gracia pueden mojar a otros con esa Gracia. No hay excusas. Los perdonados que no perdonan se aseguran muchos días malos. Los verdugos que mencionó Jesús les cobrarán hasta el último centavo. Lea la historia de los dos deudores. A uno le perdonaron una deuda excesivamente alta. Fue liberado y perdonado. Cuando él sale a la calle se encuentra con un deudor de apenas unos centavos. No lo quiso perdonar y lo echaron a la cárcel. Allí pagó todo lo que no pudo perdonar más lo que debía a su señor...
Pero, pastor Berges, lo que me hicieron fue terrible. Claro. Perdonar no es aprobar. No estás aprobando la mala conducta, solo estás librando tu corazón de la enfermedad del rencor.
Pero, he tenido tanta rabia por tanto tiempo... También es cierto, pero puedes perdonar por pausas. Un poco hoy, otro poco mañana. El perdón no llegará de la noche a la mañana, pero sí puedes darlo por cucharadas hasta llegar al final del frasco. Deja de sentir asco al pronunciar el nombre del que te ofendió. Empieza a orar por esa persona y verás el resultado.
Pero el ingrato se fue con otra mujer. De acuerdo, te traicionó. Violó un pacto de amor. Se burló de ti y de tu fe. Pero él está viviendo en un infierno por el pecado y necesita que alguien lo perdone. Y puedes ser tú.
A fin de cuentas, cada uno de nosotros decide que guardamos en nuestro interior. Espero que optes por no guardar rencor. Libera el perdón y sentirás que has llegado más cerca del cielo...

Comentarios

  1. si, actualmente paso una situación en la que perdonar esta siendo difícil, ya que hicimos un pacto con una familiar y falló a su palabra y ahora pago las consecuencias de su falla.

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  2. si y me estoy enfermando por las situaciones en que he tenido que atravesar, pero estoy tratando de agradecer al Señor por cada dia, el me sacara adelante y sobre todo a tener paz mediante el perdon.

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