EL HIERRO CON HIERRO SE AFILA... (Prov. 27:17

Seamos sinceros: no nos gusta recibir palo...
 
Huimos cuando alguien nos trata mal o respondemos con aspereza para defendernos del supuesto ataque a nuestro ego.
 
No aceptamos corrección. Menos de la persona que vive con nosotros. Lógicamente, escribo esto para hombres, hombres "muy" hombres. Aunque también para las mujeres "muy" mujeres. Porque en este bendito mundo hay de todo. La dualidad en el corazón del hombre necesita ser guiada por alguien. Y, normalmente no es el Señor quien nos guía hacia el buen sendero. Por eso tiene que usar personas, personas de carne y hueso para que hagan Su trabajo. Ya que no le hacemos caso a Él ni a su Palabra... nos pone a alguien a quien tengamos que escuchar... y obedecer. Nos guste o no. Tarde o temprano caeremos en esas redes.
 
Einstein demostró que todo está en constante cambio. Newton estaba equivocado. No hay cuerpos en reposo. Lo que es cierto en el mundo físico parece ser cierto en el mundo de la experiencia humana. Todo se mueve. Incluyéndonos a nosotros.
 
¿De qué estoy hablando? Sencillo: de como preferimos ser tratados. Ya sabemos que tenemos áreas que arreglar en nuestro interior. Orgullo, pedantería, soberbia, mentira, adulterio, robo y muchas linduras más que para qué entrar en detalle. Usted sabrá el resto. El asunto es que como hijos de Dios tenemos que ser llevados a alcanzar la Imagen de Jesucristo. Hasta que Su Imagen sea formada en nosotros, escribió el apóstol Pablo. Y ese detalle se nos escapa a muchos, especialmente a los cristianos de la nueva era. Dios se ha propuesto cambiarnos a costa de cualquier cosa. Primero envió a Jesús a morir en la Cruz para alcanzarnos con Su Gracia, salvarnos y sacarnos del yugo de Satanás a quien servíamos en su reino. Pero no lo hizo para dejarnos igual que como nos encontró. No, señores evangélicos. No. Nos quitó el yugo del Diablo para ponernos el Suyo. El que es ligero y fácil de llevar. Pero aquí está el problema. No permitimos que Él nos ponga en el otro lado del yugo. Creímos que éramos liberados del yugo del pecado para vivir a nuestro sabor y antojo. Craso error, por supuesto. Y entonces toma el camino más fácil. Si somos hierro... nos pone a alguien de hierro para afilarnos y quitarnos todas las aristas que llevamos en nuestro carácter y temperamento. A Él no le preocupa que mi esposa tenga que ser hierro cuando yo me pongo como hierro. Yo decido. Si quiero ser tratado con la ternura y suavidad de hombre... debo ser hombre. Lo mismo aplica para ella. No nos engañemos. Dios cumplirá su Meta: llevarme a ser parecido a Su Hijo Jesús.
 
¡Entonces me voy de mi casa y me busco a otra mujer!  ¡O me busco otro marido! dirá usted. Perfecto. Hágalo. Solo que le tengo malas noticias: se encontrará con otro pedazo de hierro y quizá más cruel, más duro, más áspero que el que tenía al lado de su cónyuge. Porque si soy hierro, necesito ser afilado con otro hierro y el  Señor no permitirá que a ese hierro que es mi pareja se le pase la mano y me destruya. Mejor me aguanto como los verdaderos "hombres" y permito que Dios siga usando a mi cónyuge para que me lime y me deje finito como el Señor espera encontrarme cuando venga por su Iglesia, que es donde yo espero estar también.
 
Por eso, querido lector: ¿su jefe le importuna con órdenes que a usted le caen mal? Obedezca. Lo están limando. ¿Su esposa le exige cuentas de su tiempo y dinero? Cúmplalas... lo están limando. ¿Sus hijos están en franca rebeldía contra sus instrucciones? Sea paciente... lo están afilando. ¿Este artículo le cayó como patada en la espinilla? Léalo, lo estoy limando...

Comentarios

  1. Gracias, ahora entiendo, creo que me estan limando...gracias por esta explicación ahora tengo idea de cómo comportarme con los diferentes "hierros" en mi vida.

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  2. No son frases mías pero la comparto porque debemos cambiar la mentalidad del país:
    La verdadera Ley anticorrupción comienza en la casa:
    -No le saque cédulas falsas a su hijo.
    -No le compre el cupo en la Universidad.
    -No le Compre la libreta Militar
    -No le compre la licencia de conducir.
    -No le de dinero para pagar para que le hagan los trabajos en la universidad.
    -No soborne policías y mucho menos delante de él.
    -No compre celulares robados.
    -Páguele prestaciones a su empleada del servicio.
    -No se pase los semáforos en rojo.
    -Pague justo, cuando contrata, no pida comisiones
    -Haga las filas y no se cuele aunque gane tiempo.
    -No actúe como narco aunque tenga plata.
    -No humille a los que tienen menos plata y poder que usted.
    -No fomente el bulling y la agresión en el colegio. - Deje de decirle a su hijo que lo más importante es la plata y que hay que salir adelante como sea.
    - Ah, y no decirle, que sea buena suerte que se encontró un celular!!! Devuélvalo que tiene dueño y lo necesita!!!
    - Edúquelos, enseñele a respetar a los mayores y a las demás personas, a decir buenos días, buenas noches, por favor, lo siento, gracias.

    Esa es la ley anticorrupción con la que debemos cambiar a este país.
    Enseñémosles a nuestros hijos a ser honestos, alegres, generosos, sensibles y muy responsables. La tarea debemos hacerla bien por bien propio, de ellos mismos y bien de la sociedad.

    ¡¡¡No solo debemos pensar en qué país le vamos a dejar a nuestros hijos!... pensemos🤔🤔🤔 Qué clase de hijos le vamos a dejar a nuestro país.!!!

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    1. Enrique, maravilloso comentario! Voy a agregar que también hay que enseñarle a nuestros hijos el temor de Dios, cuando Dios esta ausente en el corazón del hombre se manifiesta todo lo que ya has nombrado! Dios te bendiga.

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  3. Muy buena explicación ! Quedé Que sorprendida!

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