Y ME SEREIS TESTIGOS... (Hechos 1:8)

Esto va a doler. Y sé que más de alguno responderá que eran otros tiempos. Que Jesús ya cambió las reglas del juego. Que hay que actualizarse y ponerse al día. Otros dirán que hoy estamos en otro siglo. Dirán muchas cosas que respeto pero no precisamente serán la Verdad, así con mayúscula. Porque cada uno tiene su verdad... pero solo Jesús quien dijo: Yo soy la Verdad. No una verdad sino la Verdad...
Así, que con su permiso...
 
Ninguno de ellos había pisado nunca un seminario bíblico.
Ninguno de ellos había sido educado por ningún rabino.
Es más, eran gente del pueblo, pescadores, cobradores de impuestos, gente ruda, con lenguaje callejero. Unos eran intelectuales, discípulos de Platón,  pero ignorantes de la verdadera Verdad...
Pero Jesús no vio eso. Él no vio el fango en sus vidas. Él no vio sus orígenes... El vio algo mucho más allá de lo que los ojos ven. Él vio algo diferente en cada uno de ellos. Vio testigos. No vio credenciales, no vio diplomas ni títulos académicos... vio hombres que podían ser transformados... Un poco de trabajo, una pulida por aquí, una pulida por allá y... ¡listo!
 
"Ustedes serán mis testigos..."
 
"Sí, ustedes, ustedes en quien nadie ha creído ni confiado, ustedes serán mis testigos... Sí muchachos, ustedes, incrédulos, ustedes violentos, ustedes bravucones, ustedes analíticos, ustedes los que se creen muy sabios, ustedes los que se creen nada, ustedes los que han vivido en corrupción, ustedes sectaristas que creen que de Nazareth no sale nada bueno, ustedes que creen que Samaria debe ser consumida con fuego, ustedes religiosos, ustedes, incultos, ustedes serán mis testigos, si, ustedes ingenuos, serán mis testigos...
Ustedes, los que una vez me llamaron loco y dudaron de Mi, ustedes serán mis testigos en Jerusalén, en El Salvador y hasta lo último de la tierra..."
 
Y se cumplió... ¿cierto? Si no lo cree pregúntele a todos los que hasta hoy hemos creído que Jesús es Señor a causa de la palabra que ellos nos predicaron...

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