SIMON, HIJO DE JONAS...

Si usted está casado y ha tenido algún día una buena discusión con su esposa podrá comprender este escrito. Si usted es una de las esposas que en alguna ocasión ha cometido un error y su esposo la señala acusándola, comprenderá lo que está a punto de leer...
 
Unos días antes de que Jesús resucitara, Él ha estado hablando con sus discípulos y les ha dicho que lo van a matar. Está cerca la hora de su muerte en la Cruz y les está advirtiendo lo que sucederá para que no los tomen por sorpresa. Que se preparen para lo que está por llegar. Antes le ha dado a Pedro una revelación: Sobre ésta Roca edificaré Mi Iglesia, le ha dicho... y tú eres petra, a ti te daré las llaves del Reino de los Cielos... Así que Pedro es levantado a un nivel de confianza que ni él mismo se había imaginado. Según los otros apóstoles, Pedro es uno de los más cercanos al Maestro. Y, cómo no. Ha estado con Él en el monte de la Transfiguración. Ha sido el único mortal que caminó sobre el agua. Fue uno de los que vieron a Moisés y Elías consolando al Señor...
 
Y Jesús es llevado al patíbulo. Está siendo martirizado en el patio del Sumo Sacerdote. Le están colocando una vara en sus manos, una corona de espinas en su cabeza y un manto rojo como burla por la declaración que ha hecho... Pedro está sentado con los guardias en el patio. Una sirvienta lo reconoce como uno de los apóstoles. Y sucede lo que inimaginable: Pedro lo niega. Tres veces la muchacha le insiste en que sí es uno de ellos. Igual veces lo niega y hasta llega a maldecir que no es cierto... Usted me ha confundido, señora. Yo no soy lo que usted dice. Yo ni siquiera conozco a ese hombre. No me meta en esa chusma que andaba con ese rabino, señora. Yo no lo conozco ni sé quién es... Horas antes, en un momento de emoción evangélica  hasta sacó la espada y le cortó la oreja a Malco... pero ya se le olvidó. Ahora lo niega. Cobardemente le da la espalda a Aquel que le dio Su Confianza. Traicionó a Quien le dio la vida. Mordió la Mano que le dio de comer... Se rebajó a un nivel animalesco... Y después lloró. Le dolió lo que hizo. Lo que dijo que nunca iba a hacer fue precisamente lo que hizo. Dijo que iría con Él hasta la muerte pero en el último momento se acobardó. No hizo lo que dijo que iba a hacer. Fue el más infame infiel...
 
Jesús Resucita. Va a donde sabía que iba a encontrar a su amigo Pedro. Sabe que su amigo lo ama pero no es perfecto. Sabe que tiene buenas intenciones pero no puede dominar su vieja naturaleza. Sabe que ha hecho lo imposible por ser fiel pero está fuera de su alcance lograrlo... Y lo encuentra pescando junto con sus amigos. No han pescado nada y sabe que están cansados y hambrientos. Los ayuda a pescar y Pedro sabe, por sus Palabras, que se trata de su querido maestro. Impulsivo como es, se viste y se tira al agua al encuentro de su amado Señor. Avergonzado sale del agua, chorreando por todos lados, con la cabeza baja y la mirada en la arena. No se atreve a levantar la vista. ¿Cómo puede hacerlo si la última vez que le vio los ojos fue cuando lo negó en el patio?  Jesús se acerca, le pone un brazo sobre los cansados hombros a su amigo y lo trata con un nombre que Pedro no se esperaba... Él esperaba que le dijera, ¡Ajá, mentiroso! ¿no que no? ¡Muy bien, Pedrito! Me la hiciste. ¿No que ibas a ir hasta la muerte conmigo, el gran santurrón Pedro? ¡Ajá, cobarde traidor! al fin te encontré...
 
Jesús no le dice lo que la esposa le diría al esposo que falló otra vez... Lo que el esposo le recalcaría a su mujer nuevamente... No. Jesús no le dice lo que Pedro esperaba... A cambio le dice: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Simón, hijo de Jonás... ¿me amas? Olvidemos al Pedro traidor, al Pedro mentiroso, al Pedro espadachín... hablemos con Simón, el hijo de Jonás...

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