¿QUÉ HAY DEBAJO DEL MANTEL?

Me asombra el Señor Jesús.
Tengo ya varios años de caminar con Él y todavía me deja, como decimos en Guatemala, con la boca abierta.
Y es que Él es especialista en ocultar lo feo.
Le gusta mostrar cosas buenas y esconder las cosas feas de nuestras vidas.
Por eso es que debemos tener presente que, si Él descubriera nuestras raíces todos nos verían tal y como somos... y de seguro se decepcionarían de nuestros ministerios y predicaciones...
Eso fue lo que hizo el rey David con uno de sus invitados... lo cubrió con un mantel. Lo sacó del basurero y lo sentó a su mesa para que comiera con el resto de su personal más cercano. Imaginemos la escena: En un lado de la mesa está el general Abner. Cinco estrellas. En su rostro muestra la vida dura de las batallas que ha peleado al lado de sus soldados. En otra silla está sentado el sacerdote Abiatar. Una aureola de santidad emana de él. Es un hombre que sabe leer el Urim y el Tumim. Su abolengo y linaje lo distinguen sin necesidad que diga su nombre.  Le sigue Natán, el profeta personal del rey. Hombre valiente que dice la verdad cueste lo que cueste. Fue quien lo confrontó con el asunto aquel de Betsabé y lo salvó de una muerte segura. Ahora el rey lo honra poniéndole un cubierto en su mesa todos los días. Otro que, con solo su entrada al comedor real se hace notar inmediatamente por su modo de caminar, de hablar y tomar su asiento. Un tipo de realeza se nota en sus movimientos...
De pronto, interrumpiendo el bullicio de saludos y estrechones de manos, el edecán anuncia que se acerca uno de los príncipes... Es Absalón. Guapísimo. Piel tostada por el sol del desierto. Cuerpo atlético y bien formado. Es el orgullo del rey. Su cabellera, cuando camina, forma como olas marinas al compás de sus pasos...El edecán suena su vara en el piso de madera y dando dos golpes, anuncia la entrada del otro príncipe: Es Salomón. Su gallardía y abolengo se hacen notar inmediatamente... Todos están ya sentados a la mesa real. El rey está en una cabecera mientras Betsabé está en la otra y a los lados de la mesa los comensales esperan el momento en que el rey dé gracias al Señor por lo alimentos... pero de pronto levanta la vista y observa que aún hay un espacio vacío. Falta alguien. Y el rey se detiene y dirige su mirada a la entrada del comedor para ver si viene el que falta. Nadie dice una palabra... todos están atentos a los gestos del rey quien espera y espera... nadie empieza a comer hasta que todos estén sentados en sus respectivos lugares. Todos se preguntan quién será el que falta. Ignoran que el rey está esperando cumplir una promesa que hizo hace mucho tiempo a un amigo muy amado...
El anunciador golpea nuevamente el piso con su vara y anuncia la llegada del último invitado.
Es Mefi-boset. Nieto del rey Saúl. Hijo del príncipe Jonatán. Abandonado en Lodebar. Viviendo entre la basura. Lisiado de ambos pies. Sus piernas cuelgan como dos pedazos de trapo cada vez que mueve su encorvado cuerpo. Olvidado por todos. Por todos, menos por el rey David. Y, penosamente, apoyado en sus muletas, el príncipe Mefi-boset hace su entrada al comedor en donde todos los invitados de alto rango están esperando la bendición real por los alimentos. Pero el rey no eleva la oración hasta que su protegido se siente y ocupe su lugar.
Mefi-boset se sienta con ayuda del edecán. Deja sus muletas sobre las baldosas del piso y esconde sus amorfas piernas debajo del mantel...
Trate de pararse en la puerta del comedor. Vea a todos los que están sentados a la mesa. Observe cuidadosamente y verá que todos, de la cintura para arriba, todos tienen la misma posición de rango. Todos parecen normales. Todos tienen un halo de realeza. Todos son distinguidos. De la cintura para arriba todos parecen normales...
Pero sabemos que debajo del mantel, se esconde una historia de dolor, una historia de abandono y humillaciones. Hay uno que cubre su pasado con el mantel de la Misericordia que el Rey ha brindado para que coma todos los días a Su Mesa... Nadie que no conociera la historia del lisiado de Lodebar se imaginaría que entre todos aquellos galardonados hay uno que no pertenece a ese clan. Sin embargo está sentado allí, entre los "grandes" del Rey...

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