¿ENTENDEMOS ESTO...?

2 Reyes 24: 4 "...y también por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente, y el SEÑOR no quiso perdonar."
 
¡Terribles palabras!
La teología nos ha enseñado por años y años que todo está perdonado. Vivamos como si nada ha pasado. Mantengamos nuestra conciencia libre de acusación. Nos agarramos fuertemente de la cita que dice "¿Quién acusará a los escogidos?"
La sombrilla de la Justificación lo ha arreglado todo. Jesús limpió todos mis pecados, así que ya no tengo nada qué hacer. Él lo resolvió todo por mi, así que ahora puedo vivir como quiera. Puedo regresar al chiquero de donde me sacó ya que estoy limpio de toda mi inmundicia anterior...
¡Ajá!... pregúntele al hijo pródigo qué pasó en su corazón cuando estaba cuidando cerdos...
La Biblia nos enseña que Nabucodonosor fue el cobrador de Dios. Manasés había hecho cosas tan horrendas, había derramado tanta sangre inocente que Dios no quiso... no es que no pudo... no quiso perdonar.
¿Lo ve claro? Es decir, Dios puede, pero a veces no quiere. ¿Qué hacemos con esto mis queridos colegas defensores de vivamos como queramos? ¿Qué hacemos con esto, mis amados consiervos de comamos y bebamos y forniquemos...?
¿No será que estamos a punto de provocar que Dios no quiera perdonarnos?
El padre de aquel joven epiléptico le dijo a Jesús: Si puedes... y Jesús le responde: ¿crees?
La mayoría de los pecados pueden ser perdonados. Algunos no pueden. ¿Significa esto que algunas personas han actuado de una manera tan terrible que no pueden encontrar la reconciliación? No creo así. Después de todo, no somos David. Si algún rey merecía castigo por el derramamiento de sangre inocente, fue David. Sin embargo, Dios perdonó. Pero alguien tenía que pagar. Por lo general el que paga es el que comete el delito. David es un caso excepcional, el que paga es el niño. Hay momentos en que cualquier intento por entender la mente del Señor está más allá de nosotros. ¿No fue esto lo que dijo Pablo? ¿Quién entenderá la mente de Cristo? Pero sí sabemos esto:  Dios vengará la sangre inocente.
Y no necesitamos ser asesinos para caer en esta categoría. ¿Qué tal la madre que sufre por el hijo rebelde? ¿Qué tal la esposa que ha quedado abandonada con hijos porque el hombre se fue con otra? ¿Que del pastor que se llevó a la cama a la ovejita del vecino? ¿Qué del hermano que insulta a su prójimo? ¿Qué del cristiano que avergüenza a sus vecinos?
 
 

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