LAS ORUGAS Y LOS NIÑOS
Las orugas y los niños tienen algo en común: Necesitan caerse para levantarse. Necesitan esforzarse para desarrollar habilidades.
Un jardinero vio en una oportunidad una oruga que luchaba por salir del capullo. Observó atentamente cuando se retorcía y hacía movimientos que indicaban quizás dolor al tratar de romper su cárcel. Estuvo atento a esa situación por largo tiempo hasta que se le ocurrió tomar unas tijeras y ayudar a la oruga. Con mucho cuidado le hizo cortes al capullo para que la oruga pudiera quedar libre... pero en cuanto él terminó su ayuda, la oruga cayó al suelo y al poco tiemp y con mucha sorpresa se dio cuenta de su error... La oruga no pudo terminar de convertirse en mariposa, no desarrolló sus alas por la falta de esfuerzo y las hormigas hicieron un banquete con ella...
Eso hacemos con los niños cuando los padres les dan todo fácilmente.
Los niños necesitan esforzarse por alcanzar sus propias metas. Necesitan desarrollar sus habilidades pero es necesario que les dejemos solos. Si no caen no aprenderán a levantarse. Si no lloran no desarrollarán el sentido de necesidad. Si no se queman los dedos con el fuego de la estufa, jamás conocerán el peligro de los vicios... Si no se golpean con el columpio en el parque nunca sabrán lo que es ser consolados. Si no aprenden a desarmar sus propios juguetes nunca sabrán desarmar un problema...
A veces los padres queremos ser mejores que Dios. No permitimos que nuestros hijos aprendan el valor de las cosas. Les damos todo fácilmente. Les adivinamos el pensamiento y no les enseñamos a pedir, por lo tanto tampoco aprenden a dar. Los hacemos egoístas. Merecedores de todo y nunca aprenden a dar gracias.
Cuando los padres llegan a la casa después de un día de trabajo nunca le enseñan a sus hijos salir a saludarlos a la sala por lo menos. Son los padres los que los buscan, por lo tanto nunca sabrán lo que es respetar a sus mayores. No se les enseña a poner la mesa antes de las comidas y luego cuando van a un restaurante de comida rápida dejan los trastos desechables y la basura en la mesa faltándole el respeto a los siguientes clientes. Los hacemos "hijospapipaga".
Aquel jardinero aprendió una dura lección. Por su "ayuda" no permitió que aquella oruga se convirtiera en una bella y hermosa mariposa... Quedó hecho un feo y horrible gusano. Los padres de hoy, por su constante "ayuda" a sus peques, como los llaman, los convierten en monstruos, delincuentes y abusivos. No les permiten aprender a ser personas educadas, bellas y hermosas. Los convierten en horribles y feas criaturas que nadie querrá a su lado.
La Biblia dice que Jesús, siendo niño, aprendió obediencia. Algo que falta en muchos hogares, ¿cierto?
Un jardinero vio en una oportunidad una oruga que luchaba por salir del capullo. Observó atentamente cuando se retorcía y hacía movimientos que indicaban quizás dolor al tratar de romper su cárcel. Estuvo atento a esa situación por largo tiempo hasta que se le ocurrió tomar unas tijeras y ayudar a la oruga. Con mucho cuidado le hizo cortes al capullo para que la oruga pudiera quedar libre... pero en cuanto él terminó su ayuda, la oruga cayó al suelo y al poco tiemp y con mucha sorpresa se dio cuenta de su error... La oruga no pudo terminar de convertirse en mariposa, no desarrolló sus alas por la falta de esfuerzo y las hormigas hicieron un banquete con ella...
Eso hacemos con los niños cuando los padres les dan todo fácilmente.
Los niños necesitan esforzarse por alcanzar sus propias metas. Necesitan desarrollar sus habilidades pero es necesario que les dejemos solos. Si no caen no aprenderán a levantarse. Si no lloran no desarrollarán el sentido de necesidad. Si no se queman los dedos con el fuego de la estufa, jamás conocerán el peligro de los vicios... Si no se golpean con el columpio en el parque nunca sabrán lo que es ser consolados. Si no aprenden a desarmar sus propios juguetes nunca sabrán desarmar un problema...
A veces los padres queremos ser mejores que Dios. No permitimos que nuestros hijos aprendan el valor de las cosas. Les damos todo fácilmente. Les adivinamos el pensamiento y no les enseñamos a pedir, por lo tanto tampoco aprenden a dar. Los hacemos egoístas. Merecedores de todo y nunca aprenden a dar gracias.
Cuando los padres llegan a la casa después de un día de trabajo nunca le enseñan a sus hijos salir a saludarlos a la sala por lo menos. Son los padres los que los buscan, por lo tanto nunca sabrán lo que es respetar a sus mayores. No se les enseña a poner la mesa antes de las comidas y luego cuando van a un restaurante de comida rápida dejan los trastos desechables y la basura en la mesa faltándole el respeto a los siguientes clientes. Los hacemos "hijospapipaga".
Aquel jardinero aprendió una dura lección. Por su "ayuda" no permitió que aquella oruga se convirtiera en una bella y hermosa mariposa... Quedó hecho un feo y horrible gusano. Los padres de hoy, por su constante "ayuda" a sus peques, como los llaman, los convierten en monstruos, delincuentes y abusivos. No les permiten aprender a ser personas educadas, bellas y hermosas. Los convierten en horribles y feas criaturas que nadie querrá a su lado.
La Biblia dice que Jesús, siendo niño, aprendió obediencia. Algo que falta en muchos hogares, ¿cierto?
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