¿ESTAS EN TU EDEN?
Cada uno de nosotros tiene una tarea específica en el mundo en la que podemos revelar la mayor cantidad de bendición. No todos nosotros estamos destinados a ser profesores o maestros, o pastores. Algunas veces, estamos en el lugar exacto donde necesitamos estar. No tenemos que correr e intentar encontrar ese lugar. A veces, justo el lugar donde nos encontramos es nuestro propio Jardín de Edén. El Edén no es un lugar que está en Irak. Ahora, el Edén está donde nosotros estemos.
Un ejemplo de ello son los cristianos que saben perfectamente que su vida, su agenda, sus necesidades están en las Manos del Dueño del jardín. Y ellos saben que no son los dueños. Solo los que lo cuidan, lo labran y lo protegen. El verdadero Señor de ese Jardín es Jesús. A su lado tenemos paz, esa paz que no es comprensible a la mente humana y de la que muchas veces se burlan los incrédulos. Ellos no comprenden como es que en medio de la tormenta podemos estar tranquilos.
En estas fechas en que todo el mundo, fuera de Cristo, por supuesto, están afanados buscando cómo gastar el dinero que el Señor les ha dado a través de sus trabajos y empresas, nosotros los cristianos estamos tranquilos. Disfrutamos, sí, pero con moderación, sabiendo que lo que tenemos no nos pertenece. Es del Dueño del Edén. Quizás por eso Pablo dijo que estemos contentos teniendo y no teniendo. Nuestra paz no nos la da el dinero, las comodidades, las cosas materiales. Nuestra paz viene del Señor. En eso consiste el Jardín. En vivir tranquilamente, no conformista, pero si aceptando que teniendo lo necesario para vivir podemos estar tranquilos... Y el Señor no dejará que seamos avergonzados.
¿Está usted en el Jardín del Edén? Ese jardín puede estar en su lugar de trabajo. En su lugar de estudio. En su congregación. Es decir, el Jardín está donde estoy yo. Soy yo quien debe crear un Jardín de Edén para que todos aquellos que están al otro lado de la cerca también deseen estar dentro de él. Por eso es importante que ellos me vean vivir a la manera de Jesús. Para que ellos también quieran tener lo que nosotros tenemos.
¿Acaso no fue eso lo que pidió Jesús al Padre? ...Padre, yo quiero que donde yo esté, ellos estén conmigo. Esa fue su oración. Y Él terminó la Obra para que estemos donde Él está: en la paz, la abundancia, la prosperidad, la sanidad, el gozo, la alegría y muchas cosas más que el mundo desea... especialmente en estas fechas. Pero ahora depende de nosotros estar donde está Jesús. Ahora podemos comprender por qué Jesús, mientras anduvo en la tierra no fue a los sanos sino a los enfermos. Por eso fue al estanque de Betesda, a levantar al paralítico. Por eso caminó en las calles donde iba a encontrar a la mujer del flujo de sangre. Por eso resucitó al hijo de la viuda que había muerto. Por eso visitó la casa del principal de la sinagoga, para despertar a su hija muerta...Por eso esperó a que rompieran el techo, para liberar al paralítico...
Ellos encontraron al Dueño del Jardín... y ya no se separaron de él. Se quedaron viviendo en su propio Edén... Aún el gadareno, cuando llegó a su casa ya transformado, llevó ese Jardín a su hogar.
Así que... ¿está usted en su Edén?
Magistral comentario Pastor, gracias por compartir con sus hijos la revelación que DIOS le da.
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