COMO VER A LOS DEMÁS
Todos sabemos que, como dicen los sicólogos: "nuestros demonios", o sea nuestros traumas nos estorban la mayoría de las veces en nuestra interacción con las personas que se mueven a nuestro alrededor.
En el trabajo, estudio, Iglesia y familia mostramos lo que llevamos dentro de nosotros. Y uno de esos bagajes que más afecta nuestra conducta es el creernos mejores y mayores a los demás. Quizás por eso Pablo dijo que consideráramos a los demás como superiores a nosotros mismos. Pero, claro, no es fácil.
Especialmente si usted viene de una familia en donde el orgullo, la petulancia y la autosuficiencia fueron el pan de cada día. Usted creció en un ambiente en que le hicieron creer que usted es monedita de oro pero que los demás son solo centavos de puro cobre. Y le inflaron el ego. Y le dañaron su percepción sobre los demás... usted se volvió orgulloso y pedante.
¿Cómo arreglarlo ahora que es cristiano? Porque, lógicamente, escribo para cristianos evangélicos. Los que se han encontrado con Jesús. Para los que viven cansados de ser lo que dijeron que eran. Y le mintieron porque ahora que usted llegó a los pies de Jesús -y espero que así haya sido para su bien-, resulta que, según la Biblia, se espera que usted ya no se considere superior a nadie. Que ya no se crea el cuentecito de que usted nació en una familia de abolengo y que su apellido es importante. Bien, ¿cómo arreglarlo, por favor? Muy sencillo. Véase como lo ve el Señor. ¡Escoria! Lo peor. Lo vil y menospreciado. ¡Ah! pero, pastor, eso no va con mi teología... pues lamento decirle que su teología no cuenta en esos asuntos.
Porque según la Palabra del Dios a quien usted dice que sirve, le ordena comer con los enfermos. Con los de los barrios bajos. Con los enfermos. Visitar a los presos, si, a esos que roban, matan y delinquen. El Dios que lo salvó de irse derechito al infierno le manda a través de Jesús, que le de pan al hambriento, que vista al desnudo y que levante al caído. Con estos sencillos y pequeños pasos, usted dejará de creerse lo que le dijeron cuando era chiquito. ¿Su apellido? Pues... se quedará grabado en una placa de bronce en la orilla de la tumba donde lo entierren si es que el Señor no viene antes.
Así que este próximo año dos mil once quizás usted decida cambiar ese "demonio" que le hizo creer que usted es superior a los demás. Especialmente cuando ve a uno de esos hermanitos sencillos, humildes y de pocos recursos orando en un Pollo Campero con las rodillas en el suelo antes de comer. Porque la grandeza a la que debiéramos pretender llegar es a los Pies del Maestro.. Eso fue lo que escribió el erudito judío Pablo...
Una persona verdaderamente grande ve la grandeza dentro de todos, incluso cuando no actúan en forma excelente.
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