VENGA TU REINO (Mat. 6:10)

Claro, una cosa es decirlo y otra muy distinta vivirlo.

Todo porque la religión nos ha acostumbrado a hacer oraciones que ya se vuelven rutinarias. Y por ser rutinarias pierden sabor. Pierden el horizonte y nos hacen perder el camino. La orden de Jesús es que cuando oremos digamos... ¿Ya lo vio? No es una sugerencia, es una orden. Y las ordenes se cumplen, no se discuten. Pero hoy nuestras oraciones son huecas y sin hilación coherente. Necesitamos salir de allí para poder entender lo que Jesús nos dejó ordenado y empezar a ver las cosas del Cielo con los ojos con se miran allá arriba. Porque... Decirle al Padre que venga Su Reino estamos conscientes de decirle también que Su Reinado venga con Su Reino. Pero no lo hacemos así. Repetimos miles de veces el Padre Nuestro sin darnos cuenta que estamos dejando fuera de nuestras vidas el Reinado del Padre. Claro, queremos Su Reino entre nosotros... pero no su Reinado. Y una cosa no vale sin la otra. Es como pedirme que yo le lleve alguna cosa que usted necesita pero, por favor, no venga usted, pastor... Es decir... quiero Su Reino pero no Su Presencia en ese Reino.  Quiero seguir manejando mi vida a mi voluntad. Quiero seguir viviendo a mi manera, como cantó Sinatra hace unos años. Mi agenda necesito vivirla yo, Señor. Por eso quiero Tu Reino porque sé que en Tu Reino hay bendiciones, prosperidad, salud y muchas otras promesas que me interesan. Pero tu Presencia en ese Reino estorbaría mis planes. Por eso, Señor, Venga Tu Reino... pero sin ti... Doloroso, ¿verdad?

Y, lamentablemente, eso es lo que los cristianos de hoy estamos viviendo. ¿Cómo se van a convertir aquellos que nos ven vivir vidas de doble moral?  ¿Como van a creer aquellos que nos ven en el trabajo haciendo cheques sin fondos? ¿Viviendo vidas inmorales, llevando mujeres al motel después de las cinco? ¿Como creerán si no les predicamos con el ejemplo?

Pedirle al Señor que Venga Su Reino implica también que venga Él. Porque todo reino tiene que tener un rey. Y lamento decirle, aunque no lo crea, que no hay reino sin rey. ¡Ah! pero tampoco en un reino pueden haber dos reyes. Si a su vida entra el Reino de Dios... tiene que salir el otro. No choice, como dicen en el norte.

¿Por qué es ésta frase un mandamiento, y no un deseo?  Porque sencillamente ninguno de nosotros deseamos rendir nuestras agendas a Alguien más Sabio que nosotros. Porque nos creemos autosuficientes como para vivir a nuestro antojo... Abre nuestros ojos, Padre, que seamos capaces de ver que Tú vienes en cada momento embarazado. Establece en nosotros una conciencia permanente de Tu labor y presencia.

Venga Tu Reino.

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