¿SOMOS SUS AMIGOS?

Ya nos los llamaré mis siervos, dijo Jesús. Les llamaré mis amigos.
Porque Jesús, más que siervos quiere amigos. Porque siervos hay muchos. Abundan por todas partes. Incluso hay quienes se autodenominan "grandes" siervos. "Siervos ungidos". Y muchos títulos más. El problema es que no hacemos lo que Él mandó. La iglesia ha perdido el rumbo a causa de la enseñanza liviana con que hoy se predica la Palabra del Señor. Y Él sigue buscando amigos. Amigos que hablen lo que Él ordena, no lo que la gente quiere oír. Si usted es sincero, notará que hoy lo que la gente quiere oír es cómo hacer dinero. Como alcanzar el éxito. Como vender más. Como acabar con la competencia. Jesús ordenó condenar el pecado pero  eso ya no se menciona en los púlpitos. Ahora se vale de todo: adulterios, fornicaciones, libertinaje sexual... divorcios. Estas cosas ya no se condenan como hicieron los primeros verdaderos amigos de Jesús. Pedro, Pablo, Judas (¡Uyyyy) ya no se leen en las iglesias porque ofenden a los hermanos. Y... para qué asustarlos, no sea que se vayan a otra congregación donde no se les rasque la llaga. Y Jesús se ha quedado sin amigos. Sus mandamientos ya no se practican en la actualidad. Ahora se habla de lo que escribio tal o cual motivador. Ahora, en lugar de leer la Biblia se leen escritos de hombres. 7 pasos para hacer crecer la Iglesa. 12 pasos para dejar el enojo. 5 pasos para llevarse bien con la esposa... Pero ningún "paso" para encontrar la santidad. Y, precisamente eso fue lo que nos ordenó Jesús que se enseñara. Sed santos, dijo, porque Él es santo. Me he quemado las pestañas buscando en el Sermón del Monte todos estos pasos pero no los encuentro. He buscado y rebuscado en las cartas de Pablo estos benditos pasos pero tampoco los encuentro. Lo que sí encuentro es: "Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado". Pero hoy eso es utópico. Aquí va otro verso que nos debiera hacer llorar de tristeza: "Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia". Pero seamos francos, mis queridos hermanos, y no estoy tratando de echarles a perder la fiesta...¿Es cierto que el mundo nos odia? ¿Es cierto eso? Yo lo que veo es que el mundo está muy contento con los evangélicos porque no viven lo que predican. Mucho menos nosotros los líderes... Hoy la iglesia está más ocupada organizando conciertos, vendiendo boletos, tratando, solo tratando de llenar estadios y salones de actos múltiples con artistas que en sus inicios fueron adoradores. Hoy solo son artistas. Y el mundo no odia, como dijo Jesús, a sus discípulos... porque no son sus amigos. Si, es cierto. Cantan, aplauden, oran, predican, se sientan, se paran, levantan las manos, lloran, ríen... pero no se aman unos a otros. Y el mundo no nos odia amados hermanos. Porque no le hemos dicho la verdad. Yo creo que ya va siendo hora de poner las barbas en remojo. Ya va siendo hora que nuestros vecinos ya no nos inviten a jugar al "amigo secreto", al "vecino secreto" y a muchos jolgorios más. Ya va siendo hora que seamos amigos de Jesús... y enemigos del mundo. Para que tenga validez lo que El dejó dicho: "Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando." (Juan 15:14)

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