SI AMO, TENGO QUE DAR
A la mayoría de cristianos se nos ha enseñado el Amor de Dios. Pero ese Amor es de Él hacia nosotros. Cristo te ama. Dios te ama. De tal manera amó Dios... Esas frases son las que están por todos lados. En calcomanías pegadas a los carros. En llaveros. En letreros de las iglesias. Menos en los corazones de los cristianos. ¿Cómo es esto? El error que se ha cometido desde los púlpitos es que se enseña el Amor de Dios hacia nosotros, pero no se enseña el amor de nosotros hacia el prójimo. Y precisamente, ese amor es el segundo mandamiento que Jesús enseñó. Las congregaciones están llenas de cristianos secos. Secos de amor, de amistad, de compañerismo. Se ha creado una cultura de primero yo, después yo, y por último yo. Y eso ha alejado a la iglesia de Dios. Porque debe usted saber que por mucho que digamos que somos hijos de Dios, si no mostramos en nuestras acciones el amor hacia los demás nunca seremos semejantes a El. Sencillo: De tal manera amamos a los demás que damos... ¿No le parece que es lo mismo que dice Juan 3:16? Solo que aplicado a nosotros... A un gran sabio del siglo dieciocho le preguntaron una vez: "¿Cómo sabes que alguien te ama?". Su respuesta: "Cuando habla y comparte contigo. La medida en que comparte, es la medida de cuánto te ama". En otras palabras, hay una correlación directa entre cuánto compartimos y el amor que tenemos dentro.
Si tienes personas en tu vida que son importantes para ti, no asumas que lo saben. Tenemos que asegurarnos de que cuando realmente nos necesiten, estaremos ahí para ellos. No podemos estar con todas las personas que hay en nuestra vida todo el tiempo, las veinticuatro horas del día. Pero tenemos que pedir al Creador asegurar que estemos disponibles para ellos en los momentos en los que realmente nos necesitan, en las buenas y en las malas.
Sabes lo deprimente que es cuando necesitas realmente a alguien especial con quien compartir y te responde su contestadora. Y también sabes cómo se siente cuando llamas y la persona que buscas te contesta al teléfono. Está ahí para ti. Te escucha y te permite ser auténtico, sin ningún tipo de juicio. Su corazón está abierto para ti, pase lo que pase.
Necesitamos ser capaces de proporcionar este sentimiento a los demás tanto cuanto sea posible. Y porque habrá veces en las que verdaderamente no estemos disponibles, tenemos que asegurarnos que estamos presentes y abiertos el resto del tiempo. Esto es lo mínimo que querríamos para nosotros. Cuando necesitamos a alguien, queremos que esté disponible. Cuanto más a menudo están ahí para nosotros, más sabemos que estamos cerca de ellos. Cuanto más amamos a alguien, más compartimos con esa persona. Es así de simple. El problema es que el egoísmo ha llenado tanto nuestras vidas que ya no somos sensibles a las necesidades de otros. Por ejemplo: ¿A quién le ordenó Jesús que le diera de comer a los pobres? No fue al gobierno. No fue a la Cruz Roja. Tampoco a los gringos. Fue a la iglesia. "Denles usted de comer" le dijo a sus discípulos. ¿A quien le dijo Jesús que sanara a los enfermos? No fue a los hospitales. No fue a los sanatorios. Fue a la Iglesia. Pero eso se perdió desde el primer siglo. Hoy la iglesia ya no comparte su comida con los hambrientos. Ya no se ora por los enfermos. Ya no se unge con aceite... Dicen que eso ya pasó. Que eso fue para la iglesia primitiva. Eso me asusta porque talves estoy creyendo en un Dios primitivo...
Si tienes personas en tu vida que son importantes para ti, no asumas que lo saben. Tenemos que asegurarnos de que cuando realmente nos necesiten, estaremos ahí para ellos. No podemos estar con todas las personas que hay en nuestra vida todo el tiempo, las veinticuatro horas del día. Pero tenemos que pedir al Creador asegurar que estemos disponibles para ellos en los momentos en los que realmente nos necesitan, en las buenas y en las malas.
Sabes lo deprimente que es cuando necesitas realmente a alguien especial con quien compartir y te responde su contestadora. Y también sabes cómo se siente cuando llamas y la persona que buscas te contesta al teléfono. Está ahí para ti. Te escucha y te permite ser auténtico, sin ningún tipo de juicio. Su corazón está abierto para ti, pase lo que pase.
Necesitamos ser capaces de proporcionar este sentimiento a los demás tanto cuanto sea posible. Y porque habrá veces en las que verdaderamente no estemos disponibles, tenemos que asegurarnos que estamos presentes y abiertos el resto del tiempo. Esto es lo mínimo que querríamos para nosotros. Cuando necesitamos a alguien, queremos que esté disponible. Cuanto más a menudo están ahí para nosotros, más sabemos que estamos cerca de ellos. Cuanto más amamos a alguien, más compartimos con esa persona. Es así de simple. El problema es que el egoísmo ha llenado tanto nuestras vidas que ya no somos sensibles a las necesidades de otros. Por ejemplo: ¿A quién le ordenó Jesús que le diera de comer a los pobres? No fue al gobierno. No fue a la Cruz Roja. Tampoco a los gringos. Fue a la iglesia. "Denles usted de comer" le dijo a sus discípulos. ¿A quien le dijo Jesús que sanara a los enfermos? No fue a los hospitales. No fue a los sanatorios. Fue a la Iglesia. Pero eso se perdió desde el primer siglo. Hoy la iglesia ya no comparte su comida con los hambrientos. Ya no se ora por los enfermos. Ya no se unge con aceite... Dicen que eso ya pasó. Que eso fue para la iglesia primitiva. Eso me asusta porque talves estoy creyendo en un Dios primitivo...
¿Qué ha sucedido? Nos hemos alejado de lo sencillo. De poner las manos, como dice la Escritura, y producir los milagros... "según el poder que obra en nosotros" dijo Pablo.
Estas señales seguirán a los que creen... Y la lista es hermosa. Pero según enseñan por allí, esa lista ya no está vigente.
Por eso hay tanta hambre en el mundo. Por eso hay tantos leprosos en Calcuta. Porque solo la Madre Teresa se atrevió a tocarlos. El resto de nosotros estamos bien en nuestros trajes y corbatas de seda... mientras los pobres andan desnudos, hambrientos, sin hogar, sin familia... y sin Dios.
Creo que es tiempo de volver a lo sencillo del evangelio de Jesucristo...
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