LO MISMO DE SIEMPRE...

¿Por qué nuestro crecimiento personal es tan pobre? ¿Por qué las tradiciones nos ganan la partida una y otra vez? ¿Por qué el pecado es tan difícil de erradicar de nuestras vidas? ¿Por qué no logramos cambiar nuestros caracteres que tanto dañan nuestra relación? ¿Por qué... por qué?

¡Hay tantos por qués...! y tan pocas respuestas. Bueno, la verdad es que respuestas hay muchas, pero no nos gustan. Es más sabroso que nos digan que la culpa la tienen los otros y no nosotros mismos. Como los judíos del primer siglo, queremos un Chivo Expiatorio que pague las culpas por nosotros. Como ellos, es preferible que alguien muera en nuestro lugar, antes de tener que morir nosotros mismos. Todos son culpables, menos nosotros...

Que si mi papá no me quiso. Que si mi mamá me pegaba mucho. Que si no me dieron estudios. Que si no hubo suficiente provisión en mi niñez. Que si el gobierno no me da la oportunidad...Que si el pastor predica muy duro.

Y no queremos aceptar la verdad. Y, al no aceptar la verdad seguimos, como el hámster, dando vueltas y vueltas en la rueda de la vida.

Porque aceptar la verdad tiene sus riesgos. Aunque hay una gran ventaja: La Verdad me hará libre. Pero, consecuentemente, para ser libre, necesito la Verdad. La verdad de que todos mis problemas giran alrededor de mi. De mi conducta. De mi pasado. Nadie más que yo soy el causante de lo que me sucede. Eso dicen los sabios. ¿No encuentro respuestas a mis problemas? Es que no busco a Dios. ¿No logro vencer algunas cosillas que me avergüenzan? No estoy buscando al Señor en oración. ¿No logro pagar mis deudas? No cambio mis hábitos de consumo. ¿No logro bajar de peso y el colesterol me está matando? No estoy dispuesto a hacer ejercicios y comer solo lo necesario... Y así, la lista sigue y sigue. En nuestros corazones, todos sabemos dónde andamos mal en nuestros estudios espirituales. Usualmente es porque no queremos hacer el trabajo de corrección que se necesita para progresar. Pero lo que muchos de nosotros no entendemos es que, si no hacemos el trabajo, entonces nos mantendremos repitiendo la misma lección hasta que la aprendamos. Por eso se hace necesario hacer un examen introspectivo, hacia adentro de mi mismo para buscar las raíces de lo que me aqueja y empezar a trabajar en ello hasta que las cosas estén en el rumbo correcto. ¿Qué está evitando que hagas un compromiso para crecer?

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 1)

DESATADLO Y DEJADLO IR. (Jn. 11:44)

PASAS Y MANZANAS