LA HIERBA Y LA FLOR

Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor del campo.  Isaias 40:6

No sé porqué el hombre se afana tanto en buscar las cosas materiales si no le durarán para siempre. Dejan a la familia por una lado, a los hijos bajo el cuidado del colegio, a la esposa tomando café con alguien más mientras él se afana fabricando su sueño americano. Después, cuando llega la vejez, se queda sin nada. Sin nada más que dinero. Pero el dinero ya no le habla como le hablarían sus hijos. Como le platicaría su esposa. Como le platicaría un amigo. Se queda frente a su televisor... solo viendo y escuchando.
Triste realidad. Es el mito de buscar el bienestar familiar. Cuando éste llega ya no está la familia.
Por eso la Escritura nos advierte que mientras podamos, debemos interactuar con las personas. Todo es ficción. Ficción y realidad. ¿De qué sirven las cosas materiales si no hay con quien compartirlas? ¿De qué sirven las riquezas si no hay con quien sentarse a comer? ¿De qué sirven las puestas de sol si no hay con quien verlas? O los amaneceres en la playa sin que nadie comparta con nosotros los celajes del sol...

En la vida, todo es hierba.

La hierba  tiene dos características importantes en el mundo bíblico. La primera es comida para animales. ¿Por qué es tan importante? Porque Dios es quién provee el heno, la hierba y lo que sustenta a los animales y que al final nos sustenta a nosotros. El es el creador de la semilla. El manda la lluvia. El provee la tierra. La hierba es Su bondad en despliegue de alfombra verde. La próxima vez que cortes la hierba, puedes pensar en tu encuentro cercano con la gracia común.

La segunda característica importante es la fragilidad de la hierba. Aquí hoy – mañana no. Como metáfora de la vida, es un recordatorio constante de nuestra contingencia existencialista. Solo mira la hierba y déjala hablar. “Ustedes no son dioses. Solo caminas en la alfombra de Dios. Ten cuidado como caminas.”

La vida no es ficción. Está bien si no siempre comprendemos. La obediencia viene antes de la comprensión. ¿Cierto?
Tengo sueños que realizar. Sueños de llegar a mis metas. Pero no quiero llegar solo. En esta carrera de la vida necesito a alguien a mi lado con quien compartir el premio. Necesito que a mi lado vayan aquellos a quienes amo aunque a veces es difícil tenerlos conmigo... pero al menos estarán en mi corazón para que cuando haya logrado lo que anhelo, poder compartir mis resultados. Así nos hizo Dios ¿verdad? Él amó tanto al mundo que compartió a Su Hijo con todos nosotros los que le hemos creído, por una simple razón: Tiene un Cielo tan, pero tan hermoso que no quiere estar Solo en esa hermosura...

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