UN DÍA MÁS CON RANAS...

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y dijo: Rogad al SEÑOR para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios al SEÑOR. Y Moisés dijo a Faraón: Dígnate decirme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas y queden solamente en el río.

                                                                                                                                                                    Y él respondió: Mañana. (Éxodo 8:9-10)

¿Quiere aceptar a Jesús como su Señor y Salvador? Es la pregunta que se le hace a mucha gente. Y su respuesta sigue siendo faraónica: Mañana... Es cierto que me estoy muriendo de cáncer, pero no estoy listo para aceptar a Jesús... Es cierto que el sida me está matando, pero no creo necesitar todavía a Jesús... Es cierto, mi matrimonio se está disolviendo... pero todavía no, gracias. Sí, estoy embarazada y soltera, fue un momento de placer nocturno, no sé que voy a hacer cuando nazca el bebé... pero aún no puedo aceptar a Jesús para que me ayude. Trataré por mis medios... Sí, mis deudas me están ahogando y me dicen que Jesús me puede solucionar el problema... pero mi religión no me permite aceptarlo... Es que si me hago evangélico mi abuelita no me dejará herencia... mejor esperemos a que se muera y entonces... Sí, pastor, tiene razón: la diabetes está acabando con mis finanzas... pero mi apellido no puede estar mezclado con los aleluyas...

¡Excusas! A cuales más banales. Sin sentido. Sin lógica. Infrahumanas... ¿Cómo es posible que faraón, que se estaba ahogando entre las ranas todavía quisiera esperar a mañana para que oraran por él? Uno  no entiende muchas conductas humanas... hasta que recuerda la propia. ¿Acaso ya olvidamos que nosotros también estuvimos llenos de ranas y aún así no queríamos nada con Jesús? ¿Cuántas noches dormimos entre las ranas del pecado? ¿Cuántas veces nos sentamos en la mesa rodeado de ranas? ¡Ah! Y cuando nos íbamos de parranda con los amigotes... ¿y las ranas?

Faraón no es más ni menos que uno de los espejos más reales del hombre contemporáneo. De la mujer actual. De los jóvenes de hoy. De los pastores que apacientan el rebaño del Señor... Normalmente acusamos a los incrédulos de darle largas a sus pecados antes de reconocer que necesitan ayuda del Señor. Normalmente acusamos a los pecadores que por qué se niegan a ser liberados por Jesús... ¿Y nosotros? ¿Los que estamos sentados en las sillas de la Iglesia?  ¿Los que nos sabemos los coros de memoria? ¿Los que ya sabemos lo que dice la Biblia, pero no lo creemos?

No, pastor Berges, gracias, pero déjeme un mes más con mis deudas. Déjeme una semana más mascullando mi amargura. Déjeme un mes más con mi adulterio. Solo una cita más. Solo una llamadita más. Solo un cheque sin fondos más. Una fiestecita más, pastor, con eso no le hago daño a nadie. Un día más con ranas, pastor. Mañana orará por mi... por hoy, déjeme en libertad... con mis ranas. Son viscosas, es cierto, hieden mucho, es cierto, son horribles no hay duda, me persiguen a todas partes, lo acepto, me incomodan, tiene razón... pero mañana oraremos... por hoy, quiero seguir con mis ranas...

 

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