EL AUTOENGAÑO

¿Por qué es que después de transcurrido un tiempo ya no nos gusta tal o cual persona? ¿Qué sucedió entre el momento que la conocemos y el tiempo después? Y lo peor de todo... es que cuando la tal persona ya no nos agrada... culpamos a esa persona. Nos enojamos con sus actuaciones. Nos sentimos defraudados y engañados. Y luchamos por irnos de su lado. Si es pastor evangélico, lo dejamos así porque sí. Sin mayores explicaciones. Sin darle gracias ni reconocer que el tiempo que estuvimos bajo su ministerio fuimos alimentados y sostenidos por sus oraciones... Si se trata de un cónyuge nos aislamos. Buscamos nuevos amigos, nuevas relaciones, incluso otro amante. ¡Duro! ¿verdad? Pero cierto. Todo esto está relacionado con el problema humano de la escogencia...
Escogemos gobernantes por lo que escuchamos en sus discursos... Después que no cumplen sus promesas decimos que son mentirosos y farsantes...
Escogemos una pareja y después de un tiempo en que su cuerpo, su pelo, sus dientes y todo lo físico empieza a cambiar, decimos que se puso viejo o vieja...
Escogemos una iglesia y después que no nos dan privilegios ni honores ni púlpito, decimos que son egoístas, idólatras y sectaristas...
Escogemos un amigo y, cuando ya no cumple nuestras expectativas decimos que nos mintió...
Escogemos diezmar pero cuando Dios no cumple nuestras exigencias, decimos que no funciona...
Es decir, todos tienen la culpa, menos nosotros.
Todos son falsos... menos nosotros.
Todos fallaron... menos nosotros.
Sin embargo, cuando uno examina todo esto con la lupa de la sinceridad, nos damos cuenta que quienes fallamos somos nosotros. Los políticos solo venden su imagen y nos cautivan. Votamos por ellos a sabiendas que no podrán cumplir sus promesas. Escogemos una pareja sabiendo que el tiempo no pasará por gusto, que dejará sus huellas... pero nos engañamos voluntariamente. Escogemos una Iglesia en donde el pastor es tan humano como nosotros pero lo queremos ver superhombre... nos volvimos a engañar. Y así vamos por la vida... viviendo de engaño en engaño. No creemos que la persona que nos dice "te amo" nos está utilizando para deleite de ella, creemos creerle pero al final nos engañan. Nos engañamos nosotros mismos.
El autoengaño es el síndrome de este siglo. Queremos creer que el mundo es bueno. Esa utopía nos hace ser miopes a la realidad...
Solo Dios es Bueno. Así, con  mayúscula. Solo El es Bueno. Solo El es Fiel... pero la ironía de todo es que... a Él no queremos creerle. Por eso estamos como estamos.
 
 

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