¿COMO PODRE...?

   (Génesis 44:34) Pues, ¿cómo subiré a mi padre no estando el muchacho conmigo,
 
Normalmente, cuando oramos lo hacemos egoístamente. Oramos por nosotros, por nuestras necesidades y por lo que queremos. Claro, hay excepciones, lo reconozco. Pero es algo que todos los cristianos debemos aprender. Quizá por eso dice Santiago que pedimos y no recibimos. La oración tiene sus bemoles. Y uno de ellos es la intercesión...
En este pasaje, Judá le habla a su hermano José, creyendo que está hablando con un egipcio, que tenga la bondad de no quedarse con su hermanito pequeño Benjamín porque él le había prometido a su padre Jacob que se lo llevaría de regreso. Y ahora resulta que el tal oficial de faraón se quiere quedar con el muchacho como prenda por una falta que cometieron. Usted puede leer la historia completa en el capítulo arriba mencionado.
Bueno, entonces aquí viene la verdadera función de la oración: Intercesión. Poner la necesidad de alguien antes que la mía... Y Judá le dice al oficial que, usted sabe, es José su hermano pero undercover, que hagan un trato: Judá se queda preso en lugar de su hermano. De otra manera, si se presenta ante el padre sin el muchacho que es el amor del anciano, éste moriría de  tristeza y Judá no quiere eso. En lugar de su hermano, tómame a mi como prisionero y mi hermano que se vaya...
¿Haríamos nosotros algo así? Cuestión muy difícil, ¿verdad? Pues eso es lo que nos pide el Señor cuando nos presentemos ante Él. Primero, Señor, concédele a mi hermano lo que necesita, después voy yo. Primero, Señor, te pido por la sanidad de mi hermano de la congregación, primero te pongo la necesidad de mi hermana que no ha podido pagar su casa, primero, Señor, te pido por el pastor que no logra mantener a flote su hogar... en fin, cuántas personas giran a nuestro alrededor necesitando que alguien, que tiene todo suplido, presente sus peticiones ante el Trono de la Gracia...
Y, sabemos, querido lector, que tanto usted como yo, tenemos las tres cosas que necesitamos para vivir: Comida, techo y vestido... Pero... ¿y los demás?
Un último punto... ¿Cómo nos presentaremos ante Su Majestad la próxima vez que oremos? ¿Dejaremos a nuestro hermano prisionero en sus necesidades mientras nosotros nos alegramos "en el Señor"?
¡Uffff! Bonita pregunta... ¿no le parece?

Comentarios

  1. Bienvenido!!!
    Me dá mucho gusto saber que está compartiendo de nuevo los tesoros de la palabra pastor, lo amo y bendigo su vida por sus enseñanzas, estaré pendiente de sus escritos, bendiciones!!!

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