CABEZA Y NO COLA

Y te pondrá el SEÑOR a la cabeza y no a la cola, sólo estarás encima y nunca estarás debajo (Deut. 28:13)
 
Es lamentable como hoy, los cristianos están buscando las añadiduras en lugar de buscar el Reino de Dios...
Se está levantando una generación de gente que busca como ser punta de lanza. ¡Atención! No estoy en contra del deseo natural de superación. Todos debemos buscar eso. Tratar de ser mejores. Paradigmas para el mundo de lo que es un hijo de Dios. A lo que me refiero es que se está invirtiendo el orden. Se está dejando de lado el verdadero significado del porqué soy cristiano, y nos estamos dedicando a ser más competitivos en materia eclesiástica. Sé que este artículo molestará a más de alguno, pero debo ser pragmático y claro. El éxito no es asunto de Iglesia. Y eso es precisamente lo que la Iglesia está enseñando. Como ser mejores comerciantes, como ser mejores vendedores, como ser mejores empresarios... Y se está olvidando de enseñar como ser más santos, más consagrados, más fieles, más humildes. Al fin y al cabo, Dios nunca nos ordenó ser exitosos... pero sí nos ordenó ser santos. Y aquí es donde la cosa se pone color de hormiga...
Porque muchos están asistiendo a la Iglesia para conseguir mejores contratos de ventas. Están utilizando la congregación para conseguir favores del diputado que se congrega allí y no para ayudarlo a crecer en Cristo. Todos quieren ser amigos del pastor porque éste tiene buenas relaciones en el gobierno... Y, usted, sabe, quizá me dé una ayudadita...
Dios ha prometido ponernos por cabeza. El deseo del Señor es que seamos precisamente eso, puntas de lanza para dar el ejemplo de que vale la pena ser seguidor y servidor de Dios. Es Él quien paga los mejores salarios... pero hay una condición: Santidad. Y esta es la parte difícil del trato. Porque queremos ser cabeza pero sin santidad. Eso es corrupción. Queremos estar adelante y no atrás pero por nuestros propios medios, eso es lujuria... Es Dios quien nos pondrá, como lo promete, por cabeza y no por cola... Pero a Su tiempo, no al nuestro...
Por eso es necesario ordenar nuestras prioridades. Debemos dejar que sea Él y solo Él quien actúe en nuestro diario vivir. Para que la Gloria sea solo para Él y no para los amigos, conectes ni nada por el estilo...
Yo, dice el Señor, te pondré por cabeza... Tú no lo hagas. Yo lo haré por ti. Tú no abandones tu familia para ser cabeza... yo te pondré. Tú no abandones a tu esposa, yo te pondré adelante. Tú no dejes tu congregación... yo te pondré arriba. Tú no dejes a tu esposo, yo te haré estar adelante... Tú no rebajes tus estándares, yo haré que estés arriba. Tú no abandones a tus padres para buscar el primer lugar, yo te pondré en él... Tú no te endeudes... yo proveeré para tu casa... Yo lo haré, dice el Señor... Si lo haces tú, quizá lo logres; pero ¡a qué precio...!

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