ENJAULADOS



Espero no me vayan a malinterpretar por lo que van a leer. Amo a la iglesia. Respeto con dignidad a la Señora Elegida, la Esposa de Cristo. Pero he notado algo:


Primero quiero introducir una idea que me nace cuando veo en la TV de Animal Planet a los doctores, enfermeros y especialistas que cuidan a los animales que quitan de los cautiverios o los encuentran heridos y abandonados. Los cuidan, los alimentan adecuadamente, a algunos los operan para hacerlos normales nuevamente, los mantienen enjaulados pero les ponen un entrenador para que les vuelva a enseñar a volar, a valerse por sí mismos, a buscar su alimento que les ponen escondidos en los rincones de sus jaulas. ¿Todo para què? ¿Para que se queden allí eternamente? No. Los preparan para el momento en que tengan que salir de esas jaulas y llevarlos a su hábitat natural para que vivan. Para que vivan y vivan su verdadera vida. Para que sean libres. Que aprendan a cazar su propia comida. Que aprendan a subir los árboles y procrear a su misma especie. 


Tristemente la iglesia en general se ha convertido en una inmensa jaula. Mantiene a los cristianos tan enjaulados que ahora que esa jaula no está disponible, no saben qué hacer. Muchos no pueden valerse por sí mismos. No saben orar, ser libres, sembrar, diezmar y compartir con otros. Son los pobres seres que fueron domesticados tanto tiempo en la jaula de la iglesia que les cortaron sus alas, no aprendieron a cazar sus bendiciones, los mantuvieron culto tras culto, siete cultos a la semana y el domingo todo el dìa metidos en esa jaula que los masificó de tal manera que les robaron su libertad.


Muchos pastores no hemos entendido el mandamiento de Jesus: “Salgan del aposento alto, ya el Espíritu Santo vino sobre ustedes para darles el Poder para vencer. Vayan y peleen sus propias batallas que Yo estaré con ustedes…”


Soltaron a varios monos en la selva. La mayoría se alejó corriendo buscando las alturas de los árboles. Las ramas màs altas para vivir su libertad. Para buscar su propio alimento. Pero los cuidadores lloraron cuando se dieron cuenta que uno de ellos no pudo. Tuvo miedo. No logró trepar a su propio árbol. No lo conocía. Había nacido y crecido en una jaula. Y murió de hambre y de inaniciòn. Ellos lloraron y yo aprendí. Vivir la fe es saber que Jesus nos alcanzó para que tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia y que aprendiéramos a vivir en libertad. Porque para eso fuimos salvados. 


Debemos enseñarle a las personas que se congregan con nosotros a que aprendan a tomar sus propias decisiones. No podemos seguir dándoles el bocado de pan en la boca, tienen que aprender a vivir fuera de la iglesia para que muestren lo que se les ha enseñado en las reuniones. Es por eso que con mucha pena lo digo, ahora que no está el pastor para que les lleve comida a sus mesas, se la piden al gobierno, a las alcaldías porque no son capaces de bajar sus propios milagros para su existencia. Son cristianos de palabra, de carnet que no saben como vivir fuera del ambiente cerrado del templo. 


Jesus dijo: “Y enseñantes todo lo que Yo les he enseñado”, y el deseo del Señor nunca fue que nos quedáramos encerrados en la jaula de la iglesia sino que fuéramos al mundo a conquistar ciudades, a conquistar espacios para que el Reino de Dios se manifieste entre los que no creen. Hoy se está defendiendo mucho que los que hacen buenas obras entre los que no tiene nada saquen sus videos y fotos para mostrar lo que están haciendo. Muy bien, pero también tenemos que mostrar sin fotos ni videos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su Luz admirable.  Tenemos que demostrar sin palabras que realmente somos personas nacidas de nuevo, que hemos sido transformados o estamos en proceso de transformaciòn para que el mundo vea el resultado del Evangelio en nuestras vidas.


Salir de la jaula de la iglesia es tan importante como cuando los animales en mención son sueltos en su hábitat natural: Verlos correr, buscar su propio terreno, buscar su seguridad natural es algo tan hermoso que muchos evangélicos se pierden la emoción de tener su propia relación con el Dios que los ha salvado y llamado a una vida de abundancia no solo espiritual pero también material.


SOLI DEO GLORIA


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